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Prédica: Marcos 4.35-41
Leituras: Jó 38.1-11 e II Coríntios 5.14-17
Autor: Rocio Morales
Data Litúrgica: 5º Domingo após Pentecostes
Data da Pregação: 13/07/2003
Proclamar Libertação – Volume: XXVIII
Tema

1. Introducción

Para poder entender la actitud de los discípulos, deberíamos colocamos en su lugar; talvez iniciemos recordando si en alguna ocasión hemos estado dentro de una tempestad como la que describen los evangelios. Personalmente no lo he estado, pero en varias ocasiones cuando estaba durmiendo, soñe que veia venir unas olas gigantescas y cuando las veía sobre mi, el susto era tan terrible que despertaba con la sensación de estar ahogándome y no podia pronunciar ni una palabra. El texto de Marcos me ha puesto a pensar, cuál seria mi actitud si hubiera estado en el lugar de los discípulos.

2. El texto

V. 35-36: luego de una agotadora jornada, Jesus invita a sus amigos a una travesía. Sin muchos preparativos parten para la otra orilla. Jesus parte como estaba, lo que debe ser una alusión al cansancio físico. Esto explica el porque Jesus se durmió rapidamente.

V. 37: esta travesía parecia poner en peligro la vida de los que estaban en la barca, pues el lago está situado entre altas colinas que formem una honda depresión, y se ve sujeto así a repentinas tempestades, que a veces se manifiestan con fúria terrible ai rugir el viento por las montarias aba/o. (Lenski, p. 171).

V. 38: el evangelio de Marcos se caracteriza por mostrar más la parte humana de Jesus (a diferencia de Juan que caracteriza más la parte divina) es por eso que apunta para algo tan normal en cualquier persona como lo es el sueno ocasionado por el cansancio después de una larga jornada de trabajo. Parece ser que el sueno de Jesus era tan pesado, que no se dio cuenta de la tempestad. Aún sabiendo lo peligroso de esa travesía, dormia tranquilo confiando en la protección de su Padre y en que el barco estaba con vários marinos expertos en navegación.

Por esto, sorprende que marineros busquen ayuda en un carpintero. Al agotar todos los recursos que conocían y ante Ia inminencia de la muerte acuden a su maestro: no piensan en su habilidad humana, sino ensu capacidad divina (LENSKI, p. 172), talvez recordando que habian presenciado el poder de Jesus frente a los enfermos (Mc 1.30-34; 1.40 42; 2.9-11; etc.), y que por lo tanto también los podia salvar de esa situación. Es por eso, que no dudan en ir a despertado para que no los deje morir.

Llama la atención la forma irreverente como se dirigen a Jesus Maestro, es así como dejas que nos ahoguemos?. Esta expresion de inseguridad, es a la vez una serial de fé y dependência. Ellos piensan que son muy valiosos para Jesus; saben que El los ama y por lo tanto no dejará que nada maio les pase. Pero esta fé, parece desfallecer cuando piensan que Jesus está pasivo frente a tal situación. De cierta forma recuerda las palabras de Jesus en la cruz Dios mio, Dios mio, porque me hás abandonado? (Mc 15.34).

V. 39: cuando Jesus despierta, no entra en pánico, sino que con absoluta serenidad resalta su poder el cual se deja ver claramente eu su autoridad sobre la naturaleza creada por él, la cual obedece a su voz de mando. Sin embargo, o fato de Jesus acalmar a tempestade não e mero milagre da natureza; muito mais do que isso, ele serve de fulcro para a narrativa no começo de nova campanha de ação simbólica que revelará mais profundamente o caminho messiânico. (Myers, p. 231)

V. 40: en primera medida, Jesus los reprende, talvez disgustado por la interrupción de su sueño. Por qué son tan miedosos? Esta es la realidad de los discípulos escogidos y este no fue el único momento de duda y temor. Los discípulos tenían miedo porque no podían dominar la situación.

La pregunta de Jesus tiene una respuesta obvia, pero por médio de la pregunta, él hace que sus discípulos piensen y se recapaciten eu su situación. Jesus los estaba preparando para su ministério, para en frentar Ias personas que son más crueles que cualquier tempestad y ellos debían estar conscientes de esto.

Todavía no tienen fé? Jesus sabia que ellos creían en él, pues le dicen Maestro, expresion que designa a personas que tienen autoridad en lo que dicen, como lo habían demostrado al seguirle. Con esta pregunta Jesus deja claro que no basta con esa fé de momento que los discípulos manifestaban. Si le decían Maestro, si creían en su poder y amor, cómo podían imaginar que iban a perecer estando a su lado?

La pregunta de Jesus no reprocho sino que les estimulo y alento la fé que pudieran tener. Vieron cuan grande necesidad tenían de la fé fuerte y valiente, y cuánto queria Jesus que la adquirieran (Lenski, p 175).

V. 41: los discípulos estaban en un proceso de conocimiento de su Maestro; por eso quedan sorprendidos del poder de Jesus y nuevamente entra la duda con relación a él. Poco a poco los discípulos se dan cuenta que no es a cualquier persona que están siguiendo, mas a alguien con autoridad sobre lo natural y lo sobrenatural; sobre lo físico y lo espiritual; esto desconcierta a cualquiera. Este gran temor es el sentimiento de pavor sobrecogedor causado por la revelación de la omnipotencia de Jesus. Este sentimiento no puede menos que subyugar a los débiles mortales cuando, en su pequenez, se encuentran frente al Omnipotente y contemplan su poderio. Los discípulos no tenían miedo de Jesus, no huían de El, pero ahora le contemplaban con el mayor espanto. (Lenski, p. 175).

3. Meditación

Toda barca al entrar al mar está expuesta a enfrentar alguna tormenta en uno u otro momento. Igual sucede cuando entramos en la barca con Jesucristo, cuando hacemos parte de su Iglesia y enfrentamos ese gran mar al que Cristo se refiere en Juan 17.11-15. Por eso, siendo conscientes de lo que acarrea estar en médio del mar, del mundo que nos rodea, no tenemos por que entrar en pánico cuando vienen lus tempestades, los problemas que nos abaten y nos asustan.

Los colombianos estamos pasando, desde hace vários anos, por una tormenta espantosa: el conflicto armado, el hambre, el desempleo, el desplazamiento, la enfermedad, la injusticia, la maldad. Realmente estamos asustados, desesperados, gritando, llorando, inclusive sangrando. Al igual que los discípulos, estamos agotando todas nuestras fuerzas e ideas para enfrentar las dificultades y al vernos en peligro de muerte, aún sabiendo que Cristo está cerca de nosotros, el miedo que nos acoge es tanto, que llegamos a pensar que él está dormido. Aunque en el fondo de nuestro ser, sabemos que él está aqui y que no nos dejará perecer, nuestra fé desfallece y acudimos a él de la misma forma irreverente que lo hicieron sus discípulos, reclamando y no pidiendo, gritando desesperados y no hablando calmamente en la confianza que él nos escucha.

Hay algo que nos diferencia de los discípulos cuando ellos enfrentaron esa situación y es que en ese momento ellos no habían sido testigos de la resurrección de Cristo ni habían recibido al Espíritu Santo. Nosotros en cambio, adernas de ser conscientes de los milagros que hizo Jesus, de su resurrección y de tener su Espíritu Santo (recordemos que esta meditación es para tiempo de Pentecostes), hemos sido testigos como la humanidad y la Iglesia han sobrevivido a grandes tempestades. Hemos sido testigos de como él nos ha librado personalmente de situaciones que nos han hecho entrar en pánico. Por eso, la palabra de Dios hoy nos cuestiona Por qué continuamo asustándonos?

Guando la Bíblia nos relata los momentos de incredulidad de los discípulos, a muchas personas hoy en dia les sorprende. Les parco imposible que ellos tuvieran miedos y dudas estando al lado de Jesus lo que en realidad nos debe sorprender son nuestros momentos de incredulidad, pues siendo testigos del poder y amor de Dios que ha permanecido por siglos, aún continuamos desesperándonos en mediu de la dificultad. Aún pensamos que Jesus está dormido y nos dejará perecer. El hecho de que ahora Jesus este siempre invisiblemente presente con nosotros (Mt 28.20), y que esternos bajo su guarda y cuidado, como lo estamos, bajo nuestro Padre, debe prevenir el que deduzcamos conclusiones falsas sobre la necesidad de la presencia física de Jesus.” (Lenski, p. 174).

Aunque no gozamos el privilegio de los discípulos de ver y escuchar a Jesus, aún así tenemos el privilegio de ser llamados bienaventurados, felices, dichosos por creer en él sin haberle visto (Juan 20.29). Pero al igual que los discípulos estamos en un proceso de aprendizaje, de conocimiento y por eso nuestra fé desfallece en vários momentos.

Todavia no tenemos fé, esa fé de la cuál Cristo se complace, esa fé que en los momentos de dificultad no nos deja dudar ni entrar en pánico. Esa fé que nos ayuda a reconocer a Cristo y su poder. Esa fe que no nos sorprende, sino que nos confirma la acción de Dios en nuestra vida. Esa fé que nos revela quien es el Senor y Dios del universo (Job 38.1-11).

La fé que tenemos – que en realidad es grande porque hemos creído sin haber visto – aún tiene que crecer, por el Espíritu Santo, para que sea él quien nos ensene y perfeccione en la verdadera fé (Juan 16.13).

Algo que, como cristianos, debe hacer parte de nuestro pasado es la desesperación. Si Cristo hace parte de nuestra vida, él ya calmo toda tempestad; por lo tanto, lo que debemos reflejar al mundo como discípulos de Cristo es la serenidad y confianza en Dios. Ese es el testimonio que, como cristianos y cristianas, como discípulos y discípulas de Cristo, debemos dar.

4. Indicaciones para la predicación

Se podría iniciar trayendo a la memória alguna situación similar a la del texto que alguien haya tenido en el mar y como reaccionó frente el peligro. Después resallar la actitud de los discípulos frente a la Irmpeslad y principalmente la actitud de Jesus como divino y humano. Y, por último, resaltar la presencia de Dios en médio de nuestras tempestades.

Para el mensaje del domingo se debería tener en cuenta:

* Jesus invita, no obliga a seguirle
* Seguir a Jesus implica ciertos riesgos
* Las dificultades que sobrevengan no deben atemorizar
* Las dificultades que enfrentamos con confianza perfeccionan nuestra fé

5. Subsídios litúrgicos

Confesión de pecados: Señor, confesamos que creemos en ti, pero no lo suficiente. Perdónanos porque aún continuamos colocando a prueba tu amor y tu poder, aún dudamos de lo que eres capaz de hacer. Perdónanos cuando te gritamos pensando que no nos escuchas. Herdona, oh Dios, nuestra falta de fé, nuestra cobardia frente a las dificultades de este mundo. Te pedimos, Señor, que en tu gran misericórdia perdones nuestra incredulidad y perfecciones nuestra fé. Oramos en el nombre de Cristo, nuestro Señor y Salvador. Amén.

Oración de intercesión: Nuestro Padre celestial, estamos ante tu presencia con todas las tempestades que agobian nuestra vida, tempestades que quieren acabar con nuestro país, nuestra ciudad, nuestra família. Tempestades que quieren hacernos dudar de ti y de tu poder. Senor, ayúdanos a mantener la calma, ayúdanos a confiar en ti, uyúdanos a reconocer de cuantas tempestades nos hás librado y a creer que de muchas más nos librarás. En tu barca estamos, Señor, y tu eres el capitán; navegamos junto a ti gozando de tu bendita paz.

Bendición: Que la bendición de Dios Padre quien creó y encerro con puertas el mar. Que la bendición de Jesucristo quien calma cualquier tempestad y que la bendición del Espíritu Santo que fortalece tu fé en médio de la dificultad, te continúen acompañando en médio del mar que tienes que navegar.

Hinos do Povo de Deus 1, n° 98, 76 y 216
Cantarei ao Senhor 3, n° 23, 31 y 76

Bibliografia

LENSKI, R. C. H. La interpretación de El evangelio Según San Marco: México: El Escudo, 1962. p. 169-176.
MYERS, Ched. O Evangelho de São Marcos. São Paulo- Paulinas 1992. p. 227-244.

Proclamar Libertação 28
Editora Sinodal e Escola Superior de Teologia