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Prédica:  Juan 13.1-15.34-35 – João 13.1-15.34-35
Autor: Eugênio Araya
Data Litúrgica: Jueves Santo – Quinta-feira Santa
Data da Pregação: 04/04/1985
Proclamar Libertação – Volume: X


l – El texto

V. 1: Antes de Ia fiesta de Pascua. Sabiendo Jesús que había Ilegado su hora, Ia de pasar del mundo este al Padre, él que había amado a los suyos que estaban en medio del mundo, les demostró su amor hasta el final.

V. 2: Mientras cenaban, el diablo había ya inducido a Judas, hijo de Simón Iscariote a entregarlo.

V. 3: Sabiendo Jesús de que el Padre Io había puesto todo en sus manos, y sabiendo que procedia de Dios y que volvía a Dios,

V. 4: se levanto de Ia mesa, se quito el manto y, tomando u n paño, se Io ato a Ia cintura.

V. 5: Echó agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con el paño que Ilevaba atado.

V. 6: Al acercarse a Simón Pedro, este le dijo: — Señor, ¿ tu lavarmes los pies a mi?

V. 7: Jesús le replico: — Lo que estoy haciendo tu no Io entiendes ahora, pero Io comprenderás dentro de algún tiempo.

V. 8: Le dijo Pedro: — No me lavarás los pies jamás. Jesús le contesto: — Si no dejas que te lave, no tienes nada que ver conmigo.

V. 9: Simón Pedro le dijo: — Señor, no solo los pies, sino también Ias manos y Ia cabeza.

V. 10: Jesús le contesto: — El que ya se ha banado no necesita que le laven más que los pies. Está enteramente limpio. También ustedes están limpios, aunque no todos.

V. 11: (Porque sabia quién Io iba a entregar, por eso dijo que no todos estaban limpios.)

V. 12: Guando les lavo los pies se puso otra vez el manto y se rucostó de nuevo a Ia mesa. Entonces les dijo: – ? Comprenden Io que he hecho con ustedes?

V. 13: Ustedes me Ilaman Maestro y Señor, y con razón, porque Io soy.

V. 14: Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse unos a otros.

V. 15: Porque les he dado un ejemplo para que ustedes hagan Io mismo que yo he hecho.

V. 34: Les doy un mandamiento nu evo, que se amen unos a otros; igual que yo los he amado, ámense también ustedes.

V. 35: En esto conocerán todos que son mis discípulos, en que se aman unos a otros.

Este texto se encuentra en Ia sección de Juan que vá desde el comienzo de este capítulo 13 al 17,26. Estos cinco capítulos tienen una relación directa com Ia Pascua de Jesús. Se habla de Ia muerte de Jesús como el Paso, refiriéndose en forma evidente al significado de Ia Pascua que celebra el paso del pueblo judío de Ia esclavitud egípcia a Ia libertad. El paso a Ia Pascua de Jesús es por medio de Ia oscuridad de su muerte.

En esta perícopa se expresa el tema del amor. Tema con el que se cierra esta sección cuando Jesús dice en el capítulo 17,26: Yo te he revelado a ellos y seguirá revelándote, para que el amor que tu me hás tenido esté con ellos y también yo este com ellos. También trata de Ia invitación de salir que Jesús hace a sus discípulos (14,31). Aqui, en este trozo que estamos viendo se trata de Ia lí-nea de vida que debe seguir esta nueva comunidad. Después del preámbulo del v. 1 se narra el episodio del lavado de los pies, se hace alusión a Ia traición de Judas cuyo significado prepara el mandamiento nuevo de Jesús, en que se basará esta nueva comunidad. En el lavado de los pies Jesús ensena que su muerte será un servicio suyo hacia el hombre. Se inicia con un preâmbulo solemne (13,1). Se habla de Ia situación y del lavado de los pies, (13,2-5) en donde se ve Ia resistencia de Pedro a Ia que Jesús responde con una advertencia (13.6-11).

Resumen:

13,1 preámbulo;
13,2-5 lavado de los pies;
13,6-11 resistencia de Pedro;
13,12-15 instrucción.

Y Ia segunda parte que aqui tenemos son los versículos 34 y 35.

Jesús con su ejemplo ha explicado que el amor consiste en el servicio al hombre hasta dar Ia vida (lavamiento de los pies). Ahora resume en su nuevo mandamiento Io que explico con su ejemplo y Io hace en característica de su seguimiento.

II — Meditación

Interesante es que no se menciona el lugar. Jerusalén fue nombrado por última vez en el capítulo anterior. Jesús ha roto defi¬nitivamente con Ia sede del judaísmo opresor. Tampoco el evangelista ha vuelto a hablar de Ia Pascua de los judíos para hablar ahora de Ia Pascua de Jesús, Ia definitiva que va a liberar al hombre del pecado. Es el momento, ha llegado Ia hora de Jesús, Ia de Ia manifestación de su gloria. Ia de Ia nueva alianza. Su amor se va expresar al máximo, dando Ia vida por sus amigos.

Jesús está cenando con sus amigos, no es una cena ritual sino una cena común y corriente. El diablo, o sea, el que divide, calumnia, el dios que es el propio interés, ya ha entrado en Judas, Io ha convencido. Es esa voz interior que quía al egoísmo dividiendo toda comunidad. Judas se convierte así en el enemigo de esa comunidad a Ia que quiere dividir.

Por su parte, Jesús tiene plena conciencia de Ia misión que le ha confiado el Padre. Y está consciente de tenerle todo en sus manos, empezando por su propia vida. A esta relación con Ia hora (13,1), Ia acción que sigue es expresón de su última voluntad y adquiere por ello caráter fundacional; de ahí que termine enunciando su mandamiento (13,34s). (J.Mateos)

Jesús sabe cual es su origen, y sabe también cuál será su destino después de su muerte, que es el lugar de Dios.

Jesús se levanta, deja el manto y se coloca u n pano, que es propio del sirviente.

El lavado de los pies era un servicio para mostrar hospitalidad y que de ordinário Io hacía un esclavo no judío, o una mujer, Ia esposa a su marido, los hijos e hijas al padre. Y siempre se hace antes de Ia comida y no durante Ia comida como es en este caso.

No pide a nadie que Io ayude, comienza a lavar los pies sin preferencia. No se sabe quien es primero ni el último. Todos los discípulos son iguales.

Pedro se sorprende y llamándolo Señor, le da un título que Io coloca por encima de los demás que se contrapone con Ia acción dol lavado que es considerada inferior. El apóstol no entiende Ia Igualdad, él es súbdito y solo comprende que hay superiores e inferiores. Pero Jesús le dice que después de un tiempo comprenderá todo iisto. Poro Pedro no acepta que Jesús le lave los pies. Cada uno debe quedarse en su posición. Al defender Ia condición del otro está defendiendo su propia condición social. Pero Jesús le ensena que no aceptar su gesto significa no estar dispuesto a portarse como él.

Pedro defiende, al momento en que Jesús crea Ia nueva comunidad, Ia vieja estructura baseada en desigualdades. Conserva su propio mundo. Pero Jesús es claro en su contestación: Si no admite Ia igualdad, no puede estar con Jesús.

La reacción de Pedro es de adhesión total a Jesús aunque no entienda el significado. Con tal de no separarse de él está dispuesto a hacer cualquier cosa, pero por ser voluntad del jefe, no porque él Io crea.

Jesús le explica a Pedro que su acción no es un rito purificador, sino que es un acto de servicio. Y habla de haberse bañado, es decir, haber sido purificado y estar totalmente limpio. Para Jesús sus discípulos están limpios. No hay obstáculos entre ellos y Dios; y Dios los acepta y los ama.

El motivo que molesta a Dios es que el hombre se niegue a hacer caso al Hijo, el quedarse voluntariamente en Ias tinieblas. Un discípulo no necesita más que se le laven los pies, o sea, que le muestren el amor, dándole dignidad y Iibertad. (J. Mateos)

Sin embargo Judas, a quien Jesús le ha lavado los pies, no se encuentra limpio. Pero no se trata aqui del lavado de Jesús, esta pu¬reza o impureza antecede a Ia acción de Jesús. Judas rehusa aceptar a Jesús y quien rehusa a Jesús está separado voluntariamente de Dios.

Después Jesús vuelve a Ia mesa, se coloca el manto, pero signi¬ficativamente no se saca el pano que se ha colocado en Ia cintura co¬mo signo del servicio que terminará con su muerte en Ia cruz. La pregunta que Jesús hace a los discípulos muestra una intención, darle va¬lidez a su intención de permanecer con sus discípulos.

Jesús les recuerda quien es él. Hay diferencia entre Jesús y los seguidores y ellos saben muy bien esto. El es el Señor y el Maestro, y por su acción los ha colocado a ellos en su mismo nível. Los convierte en iguales y los trata como tales.

Y les pide que sigan ese ejemplo: Les he dado un ejemplo para que ustedes hagan Io mismo que yo he hecho. Esta frase se liga con el v. 34, que se amen unos a otros; igual que yo los he amado.

En este nuevo mandamiento Jesús no pide nada para él ni para Dios, solo para el hombre. Dios no es un gigante egoísta que no quiere compartir Io que tiene, su amor se expande y Io comunica a todos, sin excepción. Toda Ia existencia del hombre que sigue a Jesús se expresará en Ias obras de amor por su prójimo.

Y este amor tiene um parámetro, es igual como nos ha amado Jesús. Amar es estar al servicio de los demás, en un aspecto de igualdad y de libertad.

Vá mucho más alia de los mandamientos del AT que en el amor que mostraran al prójimo el mismo hombre era Ia medida de oso amor. Ahora esa medida es el amor desmedido de Dios demonstrado en Jesús.

El amor que tengan los discípulos es visible, es notório, Ia gente podrá reconocerlo y por ese amor podrá reconocer a los discípulos de Jesús.

Aparece una nueva comunidad fundada en el amor: su único parámetro, como es también Ia única definición de Dios.

Y este amor demonstrará que una sociedad baseada en él es posible y es real. La comunidad no se basará en reglamentos ni en cumplimientos de rito, sino en el amor.


Ill – Indicaciones para Ia predicación

Parece tan obvio todo que cualquier indicación estaria demás. Pero a veces, en nuestras comunidades, lo obvio queda en el silencio y en el olvido.

La comunidad cristiana.es una unidad en el amor, una unidad basada en Ia igualdad, en el respeto. Una comunidad que solo puede existir debido al servicio y al servicio de aquel que Io culmino en Ia cruz. Como siempre debe estar presente Ia teologia de Ia cruz en toda predicación evitando un falso triunfalismo de un amor que no es servicio y que no tiene cruz. Este amor, esta comunidad debe ser copia del fundador: Victor quia victima, la víctima que se convierte en vencedor. Un amor sincero, desinteresado y dispuesto a entregarlo todo y no solo a los miembros de Ia comunidad, porque esta se transformaria muy luego en una comunidad-ghetto si su amor Io encerrara detrás de una muralla supuestamente eclesiástica. Ese amor que vá más alia de nuestra comunidad cristiana nos Ileva a sufrir Ias injusticias, pero a luchar por Ias injusticias de nuestra sociedad.

América Latina ha estado viviendo en una época de abierto desprecio al hombre. Regímenes que se confiesan cristianos olvidan Io básico de este mandamiento de amor y destruyen a otros hombres acusándolos de no ser cristianos o de ser enemigos del cristianismo, o do Io que ellos entienden por cristianismo. No importa qué cosa sea el hombre, basta con que sea hombre, una criatura da Dios y un redimido por Cristo para que se le respete.

Y ese respeto hacia el hombre debe comenzar en nuestras propias comunidades impidiendo Ia entrada del diablo, es decir de Ia divisón, de Ia calumnia. El que calumnia y divide a una comunidad voluntariamente se está separando de esta comunidad basada en el amor y se está separando de Dios por no aceptar a Jesucristo.

IV —Subsídios litúrgicos

1. Confesión de pecados: Señor queremos confesar nuestro pecado, porque nos llamamos cristianos, decimos vivir en tu comunidad basada en el amor y en Ia verdad es que cada día nos sentimos menos capacitados de amar. Confesamos Ia igualdad y a cada paso estamos haciendo distinciones; a muchos le mostramos que no son de nuestro rango. Hablamos de amor pero en forma neutra, sin encarnarlo. Y nos negamos al amor. Hablamos del amor en teoría pero no nos preocupa el mal trato que están sufriendo tantos. Y sencillamente no nos preocupamos de los que están a nuestro lado, a Io máximo Io suportamos un poco, pero no hay nada de ese amor sin medida como es el de Cristo. No nos atrevemos a amar porque eso nos acarrea responsabilidad y termina con nuestra comodidad. Ahora que miramos a nuestro interior vemos Ia realidad triste en que vivimos y quisiéramos cambiar pero sabemos que si Tu no obras en nosotros seguiremos pensando en el amor que está lejano y que nada tiene que ver con nosotros. Solo Tu puedes cambiamos y cambiar nuestra realidad. Perdónanos, Señor, y que con tu perdón tu Santo Espíritu nos comunique Ia valentia de poder amar con todas Ias consecuencias que ello implica. Amén.

2. Oración de colecta: Señor, Tu nos dices Hagan Io mismo que yo he hecho. Como podemos hacerlo si no nos das tu Espíritu de valor que venza a nuestro egoísmo? Solo contigo y en Ti podremos hacer Io mismo que Tu hás hecho. Envia a tu Santo Espíritu para que cree en nosostros un nuevo corazón y nos haga capaces de amar y de servir a nuestro prójimo tal como Tu Io hiciste. Amén.

3. Oración final: (en este caso propongo una horación que coloca J. Zinken su libro: Como podemos orar pag. 141):

Doy mi primer paso, Señor/detrás de Ti/y veo Io que Tu haces.

Tu no querias ningún poder,/ni riqueza/ni aplauso ./Hás (legado a ser un hombre/en Ia figura de uno de los más humildes/incomprendido y despreciado./ Se movia Ia cabeza ante Ti/se hablaba al amparo de Ia mano ./Se Te encontró peligroso/y se Te arrastró ante el juez./Se Te golpeó y se Te escupió/y se Te ejecutó.

Mi honor, Señor,/es el comienzo de Ia discórdia/entre mi y los hombres./Mi orgullo es el comienzo del odio./Pero ahora Tu Te arrodillas ante mi y me purificas/y me haces libre.

Por eso Dios Te elevó/y Te puso como medida/para todos los hombres.

Todavía estoy yo en los comienzos/e intento el primer paso./Todavía me angustia mi honor/y temo el desprecio./Tómame contigo para este paso,/para que me libere por tu medio.

Tu, Señor, Te inclinas ante mi./Yo me inclino/ante el misterio de tu camino.


V – Bibliografia

– ZINK, J. Como podemos orar. Bilbao, 1971.
– MATEOS, J./ RARRETO, J. El Evangelio de Juan. Madrid, 1979.
– SCHNEIDER, J. Das Evangelium nach Johannes. Berlin, 1976.
– SCHEIN, B. E. Following the Way. New York, 1976.
– DODD, C.H. La tradición histórica en el cuarto Evangelio. Madrid, 1978.
– —. Interpretación del cuarto Evangelio. Madrid, 1978.