Prédica: Lucas 11.14-23
Autor: Eugenio Araya
Data Litúrgica: Antepenúltimo Domingo do Ano Eclesiástico
Data da Pregação: 15/11/1987
Proclamar Libertação – Volume: XII
l – Comentário general
Generalmente este trozo del evangelio de Lucas se interpreta como Jesús acusado de encontrarse aliado con el demonio realizando curaciones por me¬dio de Ia magía negra. El responde con tres argumentos: Primero, el demonio no es tan imbecil como para permitir que haya una guerra civil entre sus sirvientes; Ias enfermedades, tanto Ias físicas como Ias mentales eran parte de este control que él tenía sobre Ia vida humana, y obviamente no se puede esperar que provea de los medios necesarios para liberarse de ellas. Segundo, hay otros exorcistas, además de Jesús, que saben que los favoritos de Satanás solo pueden ser dominados por Ia fuerza de Dios y de este modo acusan a Jesús de ser blasfemo y mentiroso. Tercero, los detractores de Jesús deberían saber que el único poder capaz de quebrar Ias garras de Satanás es el dedo de Dios (Ex 8.19), y deben Ilegar a Ia inevitable conclusión de que el Reino de Satanás está siendo invadido por el Reino de Dios. (George Bradford Caird).
Y nos parece que esta interpretación es bastante seria y no hay que dejarla de lado.
Pero veamos, antes de intentar una visión algo diferente, un análisis del texto.
II – El texto
14. un demonio que era mudo. Se le Ilama mudo porque se creia que Ia enfermedad de Ia persona que Ia poseía respondia a Ia naturaleza del demonio. La gente se admira porque un milagro de curación significa un ataque contra Satanás. La enfermedad, como dijimos, es considerada como efecto de ese control que Satanás tenía sobre Ia vida humana.
15. Pero algunos decían: Por Beelzébul, el príncipe de los demonios expulsa a los demonios. Aqui se coloca Ia dudà en Ia misión de Jesús. Se le Ilama Beelzébul o Beelzebul; tenemos Ias dos posibilidades. En 2 R. 1,3 se lee ?Acaso porque no hay Dios en Israel vais vosotros a consultar a Baal-Zebub, dios de Ecrón? (versión Biblia de Jerusalén). Se trata de Baal-zebul el Señor de Ia Man-sión Divina, que era el dios principal de Ia ciudad de Palestina, Ecrón y que por burla los israelitas cambiaron el nombre por Baal-zebub el Señor de Ias Moscas.
Y así traduce Buber. Quando en Ia Bíblia de Jerusalén leemos en 2 R. 1,2 Id a consultad a Baal-Zebub, Dios de Ecrón y coloca como nota de página: Baal-Ze-bub Baal de Ias moscas, juego de palabra burlesco sobre el verdadero nombre del dios que era Baal-Zebul Baal el Príncipe. Buber coloca solamente: Geht, beforscht den Baal-Sbub, den Fliegenmeister, den Gott von Skron. Simplesmente es Beelzebub, el Señor de Ias moscas.
16. Jesús hace milagres que maravillan a Ia gente, pero se espera que sea el Mesías el único que tendrá Ia capacidad de harcerlos y se duda que ese sea Jesús. Entonces solicitan una serial del cielo. El milagro ciertamente no produce Ia fe, es Ia fe Ia que nos Ileva a ver el milagro. Y esa acción de Jesús en favor de los pobres y de los necesitados no es considerada como tal, sino que los enemigos de Jesús quieren algo diferente, justamente Io que esperan del Mesías: un hecho de releve nacional, una gran victoria, hazanas grandiosas.
17-18. Son propiamente de Lucas, utiliza los fragmentos de tradiciones sin formar un cuadro bien ensamblado.
19-20. Estos versículos son casi idénticos a los de Mt. Los exorcismos judíos los encontramos descritos por Josefo, Ant, 8.2,5 parraf. 45. El dedo de Dios es el símbolo del poder de Dios. Guando Moisés envia Ias plagas sobre Egito los adivinos van a decir: El dedo de Dios está aqui Ex 5,18. Jesús quiere demonstrar que el Reino de Dios despunta con él, ya está aqui, ha entrado en medio del reino de Satán, del reino del hombre que se opone a Dios y a Ia salvación de los hombres.
21. La acción del Mesías Ia describe Lucas como una guerra. La guerra entre Satán y el Mesías. Tiene similitud con Ia lucha de David y Goliath, 1 Sm 17 y Ia idea de amarrar a Satanás es una idea escatológica que encontramos en Isaías 24, 22 y en Apocalipsis 20,2ss. El combate mesiánico empuja a cada uno a hacer una opción: por Cristo o contra Cristo. No se da un espacio neutro.
Ill – Asociaciones
Son dos hechos, dos experiencias personales que, ai menos a mf, me ayudan a comprender el texto.
La primera se trata de una época en que vivía en África Central y me encontraba en Ia ciudad de Salisbury, Rhodesia (actual Harare, Zimbabwe). Recuerdo que una tarde fui a un cine Ilamado Rainbow a ver un film que me interesaba. Se Ilama The Lord of the Flies (El Senor de Ias moscas). Un film britânico basada en Ia novela de William Golding. La trama es simple, se trata de un grupo de estudiantes de los mejores colégios de Inglaterra que son evacuados debido al peligro de una explosión nuclear. Uno de los aviones que Ileva a estos adolescentes, que pertenecen a Ias clases sociales más altas del Reino Unido, se estrella en una isla del Pacífico Sur. Y Io interessante es que estos jóvenes ingleses, que han recibido Ia más sofisticada y costosa educación, se van convirtiendo, poco a poco, en terribles salvajes. Matan a un cerdo y colocan sua cabeza en una estaca, que logicamente debido al calor comienza a descomponerse y a Ilenarse de moscas, y ellos empiezan a adorar esa monstruosidad, al Señor de Ias moscas. Mientras tanto, entre ellos nacen los instintos primitivos más salvajes. Los elegantes colegiales proveniente de los más distinguidos Public Schools implantan, entre ellos una tirania destructora mientras rinden culto a esa extrãna cosa: Ia cabeza podrida de un cerdo, el Señor de Ias Moscas, es decir, a nadie en especial, pero ese nadie usurpa el poder de Dios convirtiéndose en el Anti-Dios.
La segunda asociación es aún más lejana, se trata de los tiempos en que estudiaba teologia en el Sur de Alemania. Un domingo, el que era mi profesor de Nuevo Testamento me pergunto sobre Ia predicación de ese dia ?cuál habia sido el tema central? ?de qué se trataba? Vagamente recuerdo el nombre del predicador: Müller. Ese domingo habia hablado mucho, muy largo y aburrido, yo prácticamente me había olvidado del tema. Respondi: En resumen Io que dijo es 'Con Cristo o sin Cristo. Mi profesor me miro y dijo; ! Ese tema puede ser una meditación para toda Ia vida! Y después de más de treinta años estoy de acuerdo con mi antiguo profesor. No recuerdo todo Io que habló el Reverendo Müller pero si su frase Mit Christus oder ohne Christus! (! Con Cristo o sin Cristo!). No era ni siquiera tan fuerte como leemos en el Evangelio de Lucas El que no está conmigo está contra mi. No era Con Cristo o contra Cristo, era Con Cristo o sin Cristo. Frente a Cristo no hay lugar neutro. En realidad es un tema de meditación para toda Ia vida.
IV – Reflexiones
Quisiera proponer una versión algo diferente de este texto. Seria más o menos así:
Jesús sanó a un mudo quien pudo inmediatamente comenzar a hablar. La gente se impresionó, pero había algunos que comenzaron a murmurar. Se dijeron: Aquí no ha pasado nada. No hemos visto un milagro. Si este hombre dice ser Io que es que haga un Milagro. ¡Qué se abra el cielo y sean destruídos los enemigos de Israel! Que Israel vuelva a ser el Império de Ia época de David! Este hom-bre es simplesmente el Señor de Ias Moscas, ¡no es nadie!
Jesús adivinó Io que pensaba y les dijo: Ustedes no ven porque no tienen fe. Porque no creen. Quieren ver algo grandioso, una serial de cielo. Eso no verán. Ustedes creen que yo soy el Señor de Ias Moscas, un charlatán, un loco, pero no me ven ni ven Ia acción de Dios a través mio. Esta es una lucha contra el mal. Ustedes transforman a Dios en el Señor de Ias Moscas y no se dan cuenta que esta lucha contra el mal es sin cuartel, permanente y que es necesario tomar parte activa. Ustedes no confían en mi, no me dan su adhesión, ustedes se colo¬can en contra de mi. Ustedes botan todo, ustedes desparraman.
Nuestra predicación debe marcar Ia confianza en Cristo y en su Mensaje. Es Ia fe Ia qe Ileva al milagro, a verlo, a darse cuenta de sua existencia, aunque haya una aparente respuesta lógica y racional. No es el milagro el que produce Ia fe. Esos no son milagros, son arte de magia. Jesús no fue un mago, no fue un taumaturgo que realizaba obras maravillosas a simple vista. El era el Milagro, su persona, su mensaje, pero es necesario creer en él para poder captarlo, para poder adherirse a su persona y a sua mensaje.
Los que no tenían fe en él no podían ver Io realmente milagroso de Jesús, que aparecia ante los ojos de todo como uno más del montón (Fil. 2,5-11). Jesús era el Dios vaciado, hecho hombre y un hombre común y corriente.
Por nuestra misma educación nos cuesta pensar en Jesús presentándo-se como un hombre común y corriente. Hemos sido educado cuando niño con un Jesús de Poder, con un Jesús Gnóstico, distante de nosotros. Nuestras primeras lecturas del NT Ia interpretamos como un hombre poderoso que hacía maravillas muy visibles y no podíamos entender por qué los judios eran tan malos. Siempre Ia pregunta era ?por qué no quisieron reconocer a Jesús cuando él hacía tantos prodígios? ?por qué se empecinaron en no reconocerlo como Mesías? Y Ia única respuesta que recibíamos era que los judios eran malos. Fue hasta el II Concilio Vaticano que en Ia Iglesia Católica Romana se oraba durante Semana Santa pro haereticis et schismaticis (por los herejes y cismáticos, es decidir, los protestantes y los ortodoxos) y pro perfidis judaeis y por los pérfidos judíos. La iglesia cristiana desde sus primeros tiempos tiene un serio pecado y ha sido su antisemitismo, un antisemitismo que se hizo carne en Auschwitz, Treblinka y otros lugares. Jesús jamás fue el personaje prostituído por Ia cinematografia piadosa-gnóstica. Su intención fue hacerse carne, es decir hacerse hombre vaciándose de todo Io divino. Compartir con nosotros, solidarizar con el género humano. Por eso Jesús es medida para cada generación. No podría serio si para Ia suya, Ia contemporânea de Jesús, él se hubiese presentado en esa forma inequívoca. Jesús fue Ia piedra de tope porque no era Io que se esperaba, y hasta los apostoles Io comenzaron a seguir pensando en que su misión era muy terrenal: Ia liberación de Israel de Roma. Los fariseos y los otros no pudieron ver suas milagros, porque había que creer en Jesús para poder comprender que aquello era milagro. Vieron a un hombre, que atraía multitudes, como muchos otros en esa época mesiánica, como Io era Hanina ben Dosa, un rabino de Ia misma época de Jesús proveniente de Arab, una ciudad galilea del distrito de Seforis distante unos 15 kilómetros de Nazaret y a quienes se le atribuyen hechos muy similares a los de Jesús.
Los judíos, y el mismo Jesús vivían en una época mesiánica. Esperaban al Mesías (por eso Jesús vá a purificar el Templo preparando Ia Ilegada del Mesías) y por cierto no se imaginaban jamás que el Mesías apareceria y se haría carne en el hombre de Nazaret, posiblemente ni el mísmo Jesús tuvo sentido de ello. Es por eso que los judíos que esperan con el Mesías Ia realización de grandes maravillas no ven en Jesús sino un loco, un poseso (algo así piensa Ia família de Jesús en el Evangelio de Marcos, um poco antes del texto paralelo a Lucas que estamos viendo). Son sólamente en cuatro partes de NT en donde se nombra a Beelzebul o Beelzebub: Lc 11,15 con los paralelos Mc 3,22 y Mt 12,24. Y en Mt 10,25, en donde el mismo Jesús dice: Si al padre de família llamaron Beelzebub ?cuánto más a los de sua casa? Los judíos no tienen fe en Cristo, que es él Milagro, y por Io tanto no pueden ver los milagros y consideran a Jesús un fiasco, un simple Señor de Ias Moscas. Nada más.
Pero, nuestra pergunta es ¿cuándo hablamos de un Señor de Ias Moscas no es nada?
Esos niños de Ia obra de Golding convierten a Ia cabeza de cerdo en un Anti-Dios a quien le rinden culto de vida y muerte. No hay lugar neutro frente a Cristo, los Señores de Ias moscas son los que rigen esta humanidad deshumanizada, que han trastocado los valores. Y que acusan al verdadero Señor de ser el Señor de Ias Moscas. La luncha mesiánica existe. El mal toma formas estructurales en contra del Evangelio además de ridiculizarlo, como Io hicieron los fariseos en el Evangelio de Lucas. No vale Ia vida, hay valores más importantes: está Ia seguridad nacional, el estado, Ia ideologia. El hombre simplesmente no vale, ni los derechos humanos. Lo que vale es el poder. Tener Ia fuerza suficiente para aplastar, esclavizar, oprimir ali otro, que no es mi hermano sino que es mi rival, mi enemigo a muerte. Entonces es ridículo de hablar de amar al enemigo y de vencer el mal con el bien. Hay que odiar al otro, hay que destruir el bien con el mal, Io demás es debilidad.
La lucha existe y Cristo nos dice claramente que confiemos en él, que ha mostrado el poder de Dios en su debilidad, en Ia locura de cruz, en ese escándalo. Quien no está commigo, está contra mi; quien commigo no recoge, desparrama.
Lo importante es remarcar este domingo, el penúltimo del año eclesiástico, cuando estamos pronto a comenzar Adviento, que equivocamente nos evoca una venida de alguein que está distante, y Cristo está con nosotros siempre, es Ia venida del que está con nosotros permanentemente. Ese es otro milagro que solo se ve con los ojos de Ia fe.
Cristo está con nosotros permanentemente. Nuestra confianza está en su persona y en su mensaje y no en Io que experimentamos. Nuestra fe no es una fe de los muertos sino de los vivos y creemos que Jesús vive y está aqui y nos trae su vida y nos hace partícipe de ella. Nuestra fe, además, no se basa, unicamente, en nuestros sentimientos. La fe consiste en creer a pesar de Ia experiencia contraria de los sentidos, es confiar en Jesús. Es confiar en Jesús sabiendo que su mensaje se desarrolla en nuestra vida cotidiana, sin prodígios especiales, pero que estamos rodeados de milagros. Nuestro Dios no es ni una póliza de seguro que nos libera de accidentes y angustias, ni tampoco es un Dios vacío, un Señor de Ias moscas. El es el Dios que se hizo hombre y que quiere salir a nuestro encuentro en forma simple, sin necessidad de truenos ni relâmpagos, ni apariciones quiméricas. Nuestro Dios es aquel que ha triunfado después de haber sido derrotado en Ia Cruz. La cruz que era símbolo de debilidad en el hombre porque simbolizaba Ia muerte hoy es símbolo de vida, de esperanza porque Jesús murió allí y resucitó. Y eso no Io hace un Señor de Ias moscas. Por eso nos pide que esternos con él en esta lucha contra el mal. No nos ofrece poder, porque el poder de Dios es Ia debilidad, nos ofrece su Mensaje y nos pide que confiemos en él.
V – Subsídios liturgicos
1. Confesión de pecados: Señor Padre Celestial, tu quisiste hacerte hombre en tu Hijo Jesucristo y nos Io colocas como ejemplo para seguir, para imitar, para vivir. Queremos confesarte que no siempre pensamos seguir sus pasos, ni nos interessa muchas veces su ejemplo para imitarlo. Confesamos que Ia mayoría de Ias veces Io miramos sin darle Ia importância real que tiene y sus palabras y sus peticiones caen en oidos sordos. Nos interesa el poder, el bienestar, Ia tranquilidad sin que me preocupe el sufrimiento, Ia angustia, Ia desesperación de los otros hombres, en donde está realmente Jesucristo. Confesamos nuestra indiferencia y nos aterra el pensar en nuestro juicio si nosotros fuéramos los jueces, sabemos que ahí no tendríamos salvación de Ia condena. Señor, tu conoces nuestra debilidad y nuestro egoísmo, perdónanos y muévenos con tu Gracia para que sigamos los pasos de aquel que murió en Ia cruz por nosotros! Por Jesucristo nuestro Señor.
2. Oración de colecta: Dios nuestro Padre cariñoso. Danos Ia inteligencia para poder ver tu mano bondadosa actuando en todas Ias cosas, que no nos desesperemos tanto buscando Io imposible y que aprenda a conocerte en el medio de Ia rutina de nuestras vidas. Que podamos comprender que tu voluntad se hace en Ias cosas simples, especialmente en el servicio a los hermanos, y no esperando que sean ellos los que deben venir a servimos. Muéstranos Ia manera de estar atento a tua Palabra, enséñanos a saber escuchar a los demás y frénanos en nuestro natural impulso de querer imponer nuestra voluntad. Tu conoces bien nuestras debilidades, ayúdanos, porque sin ti no somos capaces de hacer nada bien. Confiamos en ti, confiamos en tua Palabra. Amén.
VI – Bibliografia
– BUBER, M. Bücher der Geschichte. Köln, 1969.
– CAIRD, G. B. Saint Luke. Middlesex, 1968.
– KITTEL, G. (ed.) Theological Dictionary of New Testament, v. 1. Gran Rapids, 1965.
– SAN JERÓNIMO. Comentários bíblicos, v. 3. Madrid, 1971.