Prédica: 1 Timóteo 4.4-5
Autor: Eugênio Araya
Data Litúrgica: Acción de Gracias
Proclamar Libertação – Volume XIII
l – El texto
Este texto está tomado de Ia Primera Carta a Timóteo que desde el siglo XVIII junto con Ia Segunda Carta y Ia dirigida a Tito son conocidas como Cartas Pastorales. Están dirigidas a personas bien determinadas pero contienen doctrinas y enseñanzas que son válidas para toda Ia iglesia universal al hablar del buen orden que se debe observar en Ia iglesia y Ia diferenciación que se hace entre Ia doctrina verdadera y Ia falsa.
Se cree que el autor de estas cartas no fue el Apóstol Pablo sino un teólogo formado en Ia escuela paulina. Son Ilamadas, también, cartas deuteropaulinas.
Estos dos versículos que aquí vemos tratan de Ia reacción a Ias falsas doctrinas que circulaban y el sentido de Ia verdadera piedad.
En los versículos anteriores el autor ataca fuertemente a Ia doctrina herética de origen gnóstico que pretende negar Ia bondad de Ia Creación de Dios y que cambia el énfasis cristiano del amor en una hipócrita prevención sobre comidas y manjares.
El capítulo ha comenzado hablando del espíritu, que se trata, indubablemente, del Espíritu Santo y se refiere a tos últimos tiempos pero se habla de lo que en esos momentos acontece, en donde algunos van a abandonar Ia fe extraviados por hipócritas mentirosos. Y se hace hincapié en Ia bondad de Ia Creación.
Y dice nuestro texto to siguiente:
Porque todo Io creado por Dios es bueno, y nada es de desecharse si se toma con acción de gracias;
porque es santificado por Ia palabra de Dios y por Ia oración.
La primera frase: hóti pan ktísma Theou kalov, nos recuerda el Génesis, cuando Dios vió su creación y Ia calificó de buena. Todas Ias criaturas de Dios son buenas. La bondad está en Ia base de Ia Creación.
Y, de esa forma nada puede ser ecnado de lado alegando inmundicia, porque además el que Io recibe Io hace con agradecimiento a Dios. Y si así se hace tiene que ser bueno porque esa Creación buena fue hecha por medio de Ia Palabra (Juan 1,3) y es recibida en oración.
Es interesante hacer notar que en Ia versión de Jerusalén se dice: no se ha de rechazar ningún alimento que se coma con acción de gracias, que aunque tiene mucha relación con el contexto no aparece así en el original. Además, con ello se reduce Ia bondad de Ia Creación que vá más allá de los alimentos.
En este texto nuevamente se afirma el pensamiento paulino, enraizado en el Antiguo Testamento, sobre Ia Creación, en donde todas Ias cosas son de Dios, de él y para él (Rom. 11,36 y 1 Cor. 8,6). Todo procede de su mano y además permanece en sus manos. Por eso no hay nada en Ia Creación que sea impuro, todo Io que se encuentra en Ia Creación es puro (Rom. 14,14 y 20).
En el Nuevo Testamento se entiende a Jesuscristo (Ia Palabra) como el Creador del Mundo (1 Cor. 8,6; Col. 1,16; Juan 1,3) pero no se quiere, de ninguna manera mezclar Creación y Redención, ni Ia Bondad del Creador con Ia Gracia de Ia Redención, pero si que es necesario relacionar ambas cosas en forma muy íntima.
La concepción del mundo que existe en el Nuevo Testamento es completamente diferente a Ia concepción dualística gnóstica, que atribuye a Ia Creación y a Ia Redención a dos dioses diferentes. El mismo Dios que creó el mundo Io ha salvado. Por eso aquello que es bueno por su creación es santificado por medio de Ia Palabra salvadora. Y por eso que es necesario reconocer Ia bondad de Ia Creación, obra de este Dios de bondad y aceptarla con agradecimiento.
II – Meditación
Esta fiesta está colocada en el calendário eclesiástico alemán (Kirchlicher Taschenkalender) en el último domingo de septiembre o en el primer domingo de octubre y resulta que los que vivimos en el sur del hemisfério septentrional Ia fecha no corresponde. Aquí Ia cosecha es en el mes de marzo o principio de abril.
También hay que recordar que vivimos en Ia actualidad en un mundo industrializado, ya no es los tiempos en que Ia Fiesta de Ia Cosecha marca una época del año, excepto, naturalmente, en Ias ciudades agrícolas, que por regla general son pequeñas. Son muy pocas Ias personas de Ias grandes ciudades que han visto una cosecha en toda su vida. Creo que desde este punto de vista es mejor hablar del dia de Acción de Gracias, que obviamente no excluye a Ia cosecha.
1. Aclaraciones necesarias
Es necesario aclarar ciertas confusiones que son naturales debido al ambiente en que vivimos. Los americanos de origen español y portugués vivimos inconscientemente en un mundo cargado conceptualmente con el catolicismo romano. De tal modo que es necesario entrar siempre en un plan de aclaración de conceptos. Y esto Io tenemos con Ia palabra Cosecha. En el Diccionario de Ia Real Academia Española (Ia única autoridad en Ia lengua castellana) leemos: Cosecha (del ant cogecha y este del lat. collecta. pp. colligere, recoger) f. Conjunto de frutos, generalmente de un cultivo, que se recoge de Ia tierra al Ilegar a Ia sazón; como trigo, cebada, uva, aceituna, etc… 6 fig. Conjunto de Io que uno obtiene como resultado de sus cualidades o de sus actos, o por coicidencia de acontecimientos.
En Ia lengua portuguesa en el Novo Dicionário de Aurélio Buarque de Holanda Ferreira se define Ia cosecha como Colheita. S. F. 1. Ato de colher (produtos agrícolas); apanha… 4. Fig. Aquilo que se colhe, recolhe ou obtém: Sua vida foi uma colheita de glórias.
La cosecha como Ia acción de recolección de frutas o productos agrícolas es similar en ambos casos, pero Ia acepción sexta del diccionario castellano resulta de difícil aceptación por nuestra parte. Mucho mejor es Ia cuarta acepción del diccionario português, porque tomado como aquello que se coge, recoge u obtiene es fácil de entender y puede ser interpretado que aquello que se obtiene se realiza de pura misericórdia. La formulación castellana en cambio supone una obra y en relación a esa obra, a Ia calidad de ella es Io que se obtiene. Alguien podría objetar que ese es el sentido de Ia Epístola del dia que es 2 Cor. 9,6-15, en donde el Apóstol Pablo dice El que siembra escasamente, también segará escasamente; y que siembra generosamente, generosamente también segará. Pero, en realidad, el sentido es el dar con generosidad, que ele dar es como un sembrar. Y ahí hay una marcada diferencia. Quien da con generosidad no espera una retribución. Si así Io hiciera su acción no tendría nada de generosa. Y esa versión es Ia que nos entrega Ia Real Academia Española. Allf se recibe algo como resultado de sus cualidades o de sus actos. Tiene un sentido de actos meritórios. Y no queda margen alguno para un Dios bondadoso, rico en misericórdia, misericórdia que se expresa en su generosidad. Recibimos mucho más de Io que merecemos. Si creyéramos que solo ibamos a recibir aquello que merecemos por nuestras cualidades o actos estaríamos irremisiblemente perdidos. Esta cosecha es um regalo que tiene como base Ia misericórdia de un Dios generoso. También Ia segunda parte de esta acepción nos es difícil de aceptar, pues es aquello que se recibe por coincidencia de acontecimientos. Coincidencia de acontecimientos no quiere decir nada, es Ia negación de Ia Providencia de Dios, es el azar, el acaso. Diez años atrás en Brasil, en São Leopoldo, un estudiante de teología me preguntó si conocía Ia famosa canción de Ia compositora chilena Violeta Parra Gracias a Ia vida. En esa época yo no Ia había escuchado. Después Ia he oído mil veces. En Chile se transformo en un himno de protesta en Ia lucha contra Ia tortura y Ia muerte. Es una canción hermosa, sentida, pero ¿podemos decir Gracias a Ia vida? La pergunta que surge es ¿Quién da Ia vida? Entonces tenemos que darle gracias a quien nos da Ia vida. La vida así, sin definición, es como el dios sin cara y sin nombre, el no-dios, el dios A-teo.
2: Tomado con agradecimiento
Nuestra vida puede comparse, en cierto sentido, a una cosecha. Una cosecha que no se debe a nuestras cualidades ni a nuestros actos meritórios sino a Io que recogemos, es decir aquello que se nos da. Y se nos da por pura misericórdia y generosidad, no como respuesta a acciones nuestras.
Toda nuestra vida es un recibir. Recibimos de Dios a través de los otros hombres; y nosotros, en ese sentido, somos colaboradores de Dios en el plan de Ia Creación en cuanto estamos entregando a los otros nuestros dones y talentos, y de esta manera los otros recogen regalos de Dios a través de nosotros. Es el sentido de Ia vida cristiana, de Ia vocación. Vocación no se reduce a un Ilamado a Ia vida religiosa, vocación es el Ilamado que Dios nos hace a servir en nuestra comunidad con nuestros dones y talentos que Dios nos ha dado. En este sentido toda actividad de los cristianos es ministério cristiano.
Estamos recibiendo con generosidad y se nos pide que demos con generosidad, no para recibir más o ganarnos el cielo, sino para agradecer a Dios en forma amorosa su Amor, su Generosidad, su Misericórdia con nosotros.
Nuestra vida debe ser una permanete Acción de Gracias, porque permanentemente estamos recibiendo de Dios y todo Io que recibimos es bueno, nada hay que podamos rechazar.
Nuestro testimonio debe ir entonces, dirigido a Ia gratitud hacia Dios. Tomarlo con agradecimiento. Ser sinceros con Dios. No rebajar el testimonio cristiano a alimentos puros e impuros. No Io que entra en Ia boca contamina al hombre; mas Io que sale de Ia boca contamina al hombre (Mt. 15,11).
La vida del cristiano no es un regirse por su comida y su bebida, sino por el amor de Dios y el amor por el prójimo. Y de Dios y del prójimo recibimos todos los días muchísimas bendiciones, muchísimo bien. Y esa vida que se nos da en forma generosa debemos tomaria con agradecimiento. Y es una vida que es doblemente rica, porque viene santificándonos por medio de Ia Palabra de Dios, nuestro Señor Jesuscristo y por Ia oración, oración de acción de gracias y de reconocimiento de Ia generosidad de Dios expresada en Cristo y en cada día de nuestra vida.
No necessitamos prodígios espectaculares. Los milagres así no se dan y si se dieran tampoco Ilevarían a Ia fe. Es Ia fe Ia que Ileva al milagro, al ver milagro cotidiano, Ia mano de Dios en todas Ias cosas, en Ias flores como en el día con sol, en Ia sonrisa de un niño recién nacido como en Ia de un anciano, en Ia persona que amamos y en aquella que nos conocemos, ese milagro se Ilama vida y ha sido creada por Dios. Así entendemos un ¡Gracias a Ia vida! y así podemos vivirla, a pesar de Io negativo que muchas veces vemos en ella. Y Io negativo no es obra de Dios sino de nuestro egoísmo que quiere poner atajo a Ia generosidad que Dios nos muestra con exhuberancia y por Ia que nos ruega el Apóstol.
Ill – Predicación
Ya mucho de Io dicho en el punto 2 puede servir para Ia predicación. El recalcar nuestras vidas como acción de gracias permanente a Dios por su generosidad, por su misericórdia. Hacer hincapié que Ia Creación es algo bueno y que Dios Ia ha querido así y que todo Io que podamos hacer en orden de su conservación es una obra buena y querida, una ecologia que vá más alllá de Ia conservación de los lugares verdes, que vá también en Ia lucha por Ia vida en contra Ia cultura por Ia muerte que muchos de nuestros países se disfraza de occidental y cristiana. Es Ia nueva y vieja herejía gnóstica del desprecio de Ia creación, del desprecio por Ia criatura.
Recordemos Ia última frase de Lutero En verdad, somos mendigos. Somos mendigos que vivimos de Ia misericórdia, de Io que se nos da, y eso que se nos da, sin merecerlo es por Io que tenemos que dar gracias de corazón.
Lo importante es que nuestro predicar se haga en relación al Mensaje de Salvación de Jesuscristo y no se dedique a hacer apologias a los alimentos puros y anátemas a los impuros o se base en Ia experiencia particular y personal que poco aporta a Ia predicación de Cristo.
Es necesario mirar nuestra vida como un regalo y un permanente recibir de Dios, Io que por agradecimiento nos impele en un permanente dar. En donde el egoísmo natural que todos tenemos debe ser dejado de lado pues el principal enemigo de una vida que se comparte. Entonces, debemos vivir agradecidos de Dios y recibir todo agradecido, en acción de gracias. Dar gracias a Dios por Io que recibimos es oración, es responderle a Dios que nos habla constantemente. La oración no es una conversación con Dios que nosotros comenzamos, es una conversación con Dios que él ha iniciado y mantiene, nuestra respuesta se Ilama oración y por eso debemos estar seguros que Dios escucha nuestras oraciones, porque es Ia respuesta al diálogo que él comenzó con nosotros. No es necesario para ello colocar caras especiales ni hacer gestos Ilamativos. Orar es dialogar con Dios, es algo natural del que no es necesario hacer alarde piadoso. Es vivir alegre esta vida porque viene del Señor y todo Io que recibimos de él es bueno. La alegría es muestra del agradecimiento. Hay um viejo dicho español muy veraz: Un santo triste es un triste santo. La acción de gracia vá unido a Ia alegría de servir al Señor.
Además hay otra similitud que conviene recordar en una predicación si hablamos de una cosecha. En el campesino que siembra hay un riesgo. El sabe que corre un riesgo al lanzar Ia semilla al campo. Pero Io hace, se arriesga. La vida cristiana es también un riesgo y al igual que el campesino no es un riesgo aciega, un riesgo sin sentido. El sembrador sabe cuál es Ia fecha, conoce el terreno y ha estudiano cuál es el producto que allí se da, no lanza cualquier semilla en calquier parte. El cristiano vive un riesgo, pero no es un riesgo a ciegas, es un riesgo basado en Cristo Jesús. Sabe también, como el campesino Io que hace y tiene confianza en Io que está haciendo.
Quizás será necesario dar algunas palabras de aliento a aquellos que no creen o no sienten que están recibiendo alguna cosa. Es difícil explicarles porque se trata de una actitud de fe. Solo por Ia fe se da cuenta de Io que se recibe y se puede dar gracias. El que no capta esto es difícil de compreender, solo el Dios de misericórdia le podrá mostrar, que Ia felicidad no es Io que se da solo en los otros y más allá de nuestras casas, Ia felicidad está con nosotros y muchas veces estamos ciegos y no nos damos cuenta de su existência por no miraria y tener los ojos colocados en otro lugar.
IV – Subsidies litúrgicos
1. Confesión de pecados: Señor Dios, Padre bondadoso. Te pedimos perdón porque muchas veces no queremos mirar Io que nos rodea y que es una vida Ilena de vida y de regalos que Tu nos das día a día y estamos malhumoradamente con nuestros ojos puestos a Ia distancia. Te pedimos perdón porque nos olvidamos de darte gracias por todo Io que nos das y estamos esperando y confiando en falsos dioses. Te pedimos perdón por esta falta de confianza y de amor para contigo. Te pedimos perdón porque tampoco somos capaces de compartir con los otros, muchas veces más necesitados que nosotros y nos encerramos en nuestro egoísmo. ¡Señor, ten piedad de nosotros!
2. Colecta: Dios padre celestial Ileno de misericórdia y generosidad. Te damos gracias por tu inmenso amor, por tu gran misericórdia que nos rodea desde el amanecer hasta el ponerse el sol y continua con nosotros en Ias horas de silencio. Todo Io que recibimos Io recibimos de Ti, haznos agradecidos y que vivamos nuestras vidas con alegría, dándote gracias y compartiendo con los hermanos los dones que Tu nos das. Amén.
3. Oración general: ¡Señor Dios nuestro y Padre de misericórdia! Todo Io que tenemos es regalo tuyo. Tu nos hás dado Ias personas que amamos y que os amam, Ia vida, Ia família, los amigos, nuestra casa, nuestras montãnas y nuestro mar. El trabajo que tenemos es otro regalo que Tu nos das. ¡Gracias Señor! Te pedimos por aquellos que se sienten solos y desposeidos, que no tienen seres queridos, que están sin trabajo, que sufren, que se sienten humillados y que no le ven sentido a esta vida. Solo Tu Señor puedes ayudarlos con tu misericórdia. Tu que levantas al caído, que haces ver al ciego y que das vida al que está muerto. Señor, ayúdalos, levántalos, haz que vean y dales vida para que junto al pueblo de Dios, a tu pueblo, te puedan dar gracias por todo Io que han recibido de tu generosidad. Amén.