Prédica: 2 Timoteo 2.8a (8b-13)
Autor: Mercedes García Bachmann
Data Litúrgica: Vigília Pascal
Data da Pregação: 30/03/1991
Proclamar Libertação – Volume: XV
I — Introducción
Nuestro texto en 2 Timóteo está pensado para la Vigília Pascual, la noche que precede a la Luz, a la Alegria. Por una parte, todo es oscuro: está terminando la Pascua de los judíos y las mujeres (y también los discípulos) están esperando que amanezca. Las mujeres irán a la tumba, a preparar el cadáver para su descanso eterno. Por otro lado, a la luz de la Resurrección, ya no es más la noche de tinieblas, sino la vigilia ansiosa que, terminando con el amanecer, anuncia la victoria de Dios sobre la muerte y el pecado, ya vencido.
Al mismo tiempo, nuestro texto parece apropiado para cualquier día del año: Acuérdate de Jesucristo… ¿Es que hay algún día en nuestra vida, con su rutina, alegrías y tristezas, ansiedades y angustias, peligros y deleites, en que no necesitemos que alguien nos recuerde a Jesucristo?
Pero para poder recordar, es necesario conocer; ¿qué conocemos de Jesucristo? ¿Qué conocemos de Dios? ¿Qué conocen nuestros hermanos de Jesús? ¿Es el Dios de amor, de perdón, de liberación, de paz el que conocen, o es un Dios rigurosamente justo, castigador, hasta vengativo? ¿Qué clase de Padre vemos en El, y qué clase de Hijo en Jesucristo? Volveremos sobre esto cuando veamos el texto.
II — El texto
Nuestros versículos son parte de la segunda de las epístolas pastorales enviadas a Timoteo, líder de la comunidad de Efeso, según l Tim 1.3. Durante mucho tiempo se ha discutido si pertenece a san Pablo o a otro autor; en último caso, nos interesa más su contenido. Aunque fueron escritas en primer lugar para una persona en particular, es evidente la intención de incluir a la comunidad de Efeso (ambas epístolas terminan con el saludo La gracia sea con vosotros). Por una cuestión elemental de relacionamiento, un líder nunca es líder si no tiene una comunidad, y viceversa (la función es la que le da el título, y es bueno que los líderes y pastores lo recordemos).
El texto no presenta dificultades exegéticas en cuanto a crítica textual; en cuanto a las tradiciones, existe consenso en que el autor ha utilizado fuentes existentes en su medio y posiblemente conocidas ya por la comunidad de Efeso, tales como algún credo que incluye el v. 8, y el himno o confesión de los vv. 11-13.
V. 8: EK SPERMATOS DAUID es parte de una cita, probablemente de un credo. Cabe preguntarse por qué el autor la incluyó aquí. La fórmula recuerda la de Rm 1.3ss.; estas son las únicas citas en el NT, sin embargo, cf. Act 2.25-33; Mt 12.23; Jn 7.42. TOU EUANGELION MOU parafrasea la típica expresión paulina de acuerdo con mi Evangelio, cf. Rm 2.16; 16.25; l Tim l.11 (Kelly, pág. 177). El autor considera que tal evangelio — lo que acaba de mencionar en el v. 8 – es lo que lo ha llevado a sufrir cárcel y sufrimiento.
V. 9: KAKOURGOS, malhechor, es un término fuerte, que en todo el NT aparece solamente en el relato de la crucifixión de Jesús, para mencionar a los dos hombres crucificados junto con él (Lc 23.32, 33, 39). En términos legales, designa a asesinos, traidores, etc. Posiblemente designa el tratamiento que se dio a los cristianos en una época en que la Iglesia era considerada ilegal y en que Nerón ejercitó la violencia institucionalizada; esto tiene poco que ver con el relato idealizado de la cárcel en Act. 28.16ss. (Kelly, op. cit., pág. 177).
V. 10: SOTERIAS TYJOSIN … META DOXES AIONIOU: el contraste se establece entre la gloria eterna, relacionada con la salvación en Cristo Jesús, y la gloria mal buscada de Nerón, que ha llevado a la cárcel y al sufrimiento a muchos testigos. La grandeza del servido, que ni aun la prisión puede impedirle al autor, se convierte no solo en consuelo sino también en motivo de orgullo: la Palabra de Dios no está encadenada y él puede soportarlo todo para que también los elegidos alcancen la salvación (y ese también muestra su propia convicción, indispensable para llegar al martirio).
V. 11: El autor reafirma su propia confianza y su exhortación a Timoteo, usando una fórmula corriente en las cartas para este propósito: Es cierta – o digna de confianza – esta afirmación… (cf. l Tim 1.5; 3.1; 4.9; Tit 3.8). Sigue un fragmento en verso, posiblemente parte de un himno bautismal, o de una confesión. El fragmento comienza con la partícula, pues; esto, junto con su final imprevisto tanto en tema como en ritmo, hace pensar en una adaptación total o parcial del texto fuente.
EL SYNAPETHANOMEN: el tiempo aoristo quizás anticipa el acto del martirio, pero la similitud con Rm 6.8 hace pensar en el bautismo. Sea como fuere, cualquiera de los dos acontecimientos están ligados entre si: el bautismo es solo el comienzo de un proceso en que a diario morimos y a diario resucitamos, hasta el día en que nuestra muerte y nuestra resurrección sean totales, y se nos permita gozar del señorío de Cristo.
V. 12: Según los propios dichos de Jesús, A aquél que me niegue delante de los hombres, yo lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos (Mt 10.33). Aquí está en juego Ia esencia del discipulado y del testimonio (no olvidemos que tiene la misma raíz que martirio, MARTYRIA).
V. 13: Ahora el himno toma un sesgo singular: ya no hay un paralelismo del tipo te tocará lo mismo que hayas dado, sino que, como Jesús es fiel, no puede negarse a si mismo.
III — El predicador/a
Nuestro texto no resulta fácil, especialmente cuando nosotros mismos, pastores, laicos, predicadores, hombres y mujeres que tenemos a cargo la predicación de la Palabra de Dios, nos movemos entre dudas e incertidumbres. En ocasiones estamos seguros de las verdades que anunciamos y las consideramos verdades del Evangelio; en otras ocasiones somos concientes de nuestras propias verdades, que intentamos imponer al Evangelio.
En cuanto dirigentes con responsabilidades, no tenemos que engañar-nos: el poder, la posibilidad de hacer lo que nos parece correcto, el manejo amplio y libre que tenemos en nuestro campo – especialmente los pastores – la discusión teológica que limita el campo a los entendidos, todo ello hace que nos acordemos más de nuestras propias posibilidades y menos de la fuerza que nos debe mover: el Espíritu Santo. Siento en mi misma y sospecho en mis colegas, un cansancio y vaciamiento producido por el trabajo constante, no tanto entre la gente, sino en grupos, reuniones, asambleas, Consejos directivos, organizaciones, que nos llevan a preguntarnos:?Qué estamos haciendo y para quién?
Debemos, pues, volver a la pregunta inicial: ¿quién es Jesucristo, de quien debemos acordamos? ¿Qué conocemos de El? ¿Qué estamos dispuestos a aceptar y qué no?
Existen innumerables tratados teológicos y cristológicos que nos pueden decir algo de lo que significo y significa Jesucristo: Señor, Ungido, Rey, Hijo de David, Hijo del Hombre, Sacerdote, Profeta, Siervo de Yahvé, Hijo de Dios, Palabra, Salvador, Dios, Cabeza, Liberador, Juez, Vengador de nuestros propios intereses, Sanador, Amigo, Pastor, Pan, Consolador, etc. No importa cuál de ellos utilicemos más a menudo, sigue existiendo una pregunta válida: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? (Mt 16.15 y paralelos).
Es fácil acordarse de Jesucristo en ciertos momentos de nuestra vida y de la comunidad: Navidad, Domingo de Ramos, Semana Santa, Día de la Reforma (aunque nos acordamos más de Lutero que de Jesús), quizás el Día de los Muertos, cuando perdemos a un ser querido, estamos enfermos, nos confirmamos o bautizamos a nuestros hijos.
Pero acordarse de Jesucristo es acordarse de él todo, y no solo de fo que nos conviene: del Jesús humilde, trabajando junto a José, dejándose bautizar por Juan, dejándose conducir al desierto por el Espíritu, ensenando, teniendo compasión de las multitudes, compartiendo en casa de gente común el pan diario, preparando la Pascua con sus amigos, escondiéndose para no ser proclamado Rey, discutiendo con los legalistas, llamando a seguirlo, anunciando-se Pan de Vida, orando en vigilia, sufriendo la agonía de la muerte, echando a los mercadores del Templo, observando las fiestas religiosas, curando, reprochando, durmiendo cansado, llorando, sufriendo humillado, siendo colgado en una cruz, siendo levantado de entre los muertos, yendo al Padre, intercediendo por nosotros.
Sugiero que, teniendo en cuenta las exhortaciones que el autor hace a Timoteo, para que permanezca fielmente en el lugar donde el Señor lo ha puesto (los ejemplos del soldado, el atleta y el agricultor muestran que, quien abandona la lucha antes de llegar a un resultado satisfactorio, no logra nada), nos examinemos a nosotros mismos, en el sentido de observar si nuestra lucha es por el Evangelio y no por nosotros mismos; si es por el Evangelio, podemos esperar confiados, acordándonos de Jesucristo.
IV — La comunidad
Frente a nuestra propia tentación de usar nuestra posición para imponer nuestras ideas, dictaminar lo que está bien y lo que está mal; frente a una sociedad triunfalista y consumista, egoísta y desconfiada, enferma, a menudo nuestras propias comunidades se sienten invadidas, acribilladas por poderes y propuestas que, en nombre del bienestar cuando provienen de la sociedad, y en nombre de Dios cuando provienen de las Iglesias, no les ofrecen nada nuevo y disfrazan las cosas, evitando llamarlas por su nombre.
La meditación deberá tener en cuenta el tipo de comunidad frente a la cual estamos: rural o urbana, participativa o receptiva, estudiantil, de gente grande o joven, étnica o nacional, pobre o media, etc. Estas diferencias marcan diferencias teológicas, culturales, sociológicas, misioneras, diacónicas, eclesiológicas que será importante tener en cuenta. Por otra parte, es una realidad innegable que durante los cultos de Semana Santa y Navidad, nuestras Iglesias cuentan con mucha gente que es ocasional, que durante todo el ano no aparece. Y aun más triste, está la gente que aparece única, solamente, en Viernes Santo, ni siquiera en Pascua de Resurrección!
Sin embargo, aun sin olvidamos de todos estos visitantes, nuestra predicación debería estar dirigida a la comunidad habitual, participativa, a los fieles que, como las mujeres de aquella vigilia, esperan encontrar a Jesucristo y a Dios, aun en medio de la oscuridad.
V — Hacia la prédica
Los vv. deben ser base para nuestra meditación, de modo que, sin convertirse en un mero pretexto, den a la comunidad una luz.
a) En el v. 8 llama atención que, citando un credo, o haciendo una caracterización de Jesucristo, se elija, junto a resucitado de entre los muertos, algo que no ha sido conservado en nuestros credos: de la descendencia de David. Las explicaciones son muchas: la descendencia davídica enfatiza el lado humano del Mesías, su capacidad de ponerse a la par de sus hermanos y sentir por ellos verdadero amor; siendo de la línea de David, enfatiza también una esperanza mesiánica largamente acariciada, aunque sus características de grandeza y esplendor, fuesen de otra calidad que las generalmente esperadas. Es el Rey que puede compartir su reinado, que puede unificar, que construye el Templo verdadero.
Pero aun más importante, combatiendo tendencias docetistas, es el Hijo de Dios, verdadero hombre, que obedece al Padre hasta dar la vida, por amor a sus hermanos y que, con lágrimas y sudor, pide que, de ser posible, se le evite ese sufrimiento. Creo que es importante que nosotros mismos recordemos a este Jesucristo, y no a un ser celestial que obedeció porque no le costaba nada hacerlo. El martirio, el testimonio, son parte de nuestra existencia de cristianos; quizás sin llegar a la muerte, en el servicio y la entrega verdaderos tendremos que enfrentar persecuciones, humillaciones y conflictos. Como líderes de la Iglesia, solemos quejarnos de Io solos, mal comprendidos, tensionados, perseguidos que estamos: si es por este Jesucristo, de quien debemos acordamos siempre, ¡bienvenido sea todo dolor!
b) Los vv. 11-13, un himno bautismal o una confesión total o parcialmente modificada, establecen algunos criterios sobre Jesucristo; su fidelidad, su reinado para los que se mantengan firmes, su muerte y nuestra inclusión por el bautismo, sus promesas.
Aquí surge la discusión sobre el sentido que tiene el v. 13: ¿ qué significa que si somos infieles, El permanece fiel? Hay dos interpretaciones opuestas:
1) Como El es fiel, no se puede negar a sí mismo, cumple su palabra. ¿Cual es esa palabra que debe cumplir, porque no se puede negar a si mismo? Al que me negar delante de los hombres, yo lo negaré delante del Padre. Lo va a cumplir, porque su palabra es verdad.
2) El es fiel a pesar de nuestra infidelidad, y por eso nos ama y perdona de todos modos. La imagen más cercana es la del Buen Pastor, que va tras la oveja descarriada.
La interpretación que elijamos estará condicionada por nuestra propia vivencia y educación: ¿se nos enseñó siempre un Dios de castigo que espera que nos equivoquemos para poder castigamos? ¿Tememos el juicio de Dios? ¿O creemos en la voluntad de Dios y sirviendo en todo?. Con amor, con compasión, con justicia, con dolor. Con todas sus capacidades. Y le pide que, ya que en bautismo ha muerto con Cristo para resucitar con El, ya que forma parte del Cuerpo de Cristo, viva como El. Que se acuerde de Cristo significa que viva de acuerdo con la vida de Cristo, esperando confiado en Aquél que venció la muerte y cambia la historia.
También para nosotros acordamos de Jesucristo significa encarar de un modo diferendo la voluntad de Dios y sirviendo en todo. Con amor, con compasión, con justicia, con dolor. Con todas sus capacidades. Y le pide que, ya que en bautismo ha muerto con Cristo para resucitar con El, ya que forma parte del Cuerpo de Cristo, viva como El. Que se acuerde de Cristo significa que viva de acuerdo con la vida de Cristo, esperando confiado en Aquél que venció la muerte y cambia la historia.
También para nosotros acordamos de Jesucristo significa encarar de un modo diferente nuestro dolor, y el de nuestra gente. ,;Somos víctima de la injusticia, a todo nivel? ^Padecemos las consecuencias del descuido de la creación? ¿Sufrimos por miseria, el hambre, el odio, las guerras, la enfermedad, la apatía?
El dolor puede ser redentor; el de Jesús lo fue. El nuestro puede serio también; lo importante es buscar formas creativas y auténticas de servir y de amar, concientes de las consecuencias que ello puede tener. Las mujeres que esperaban que amaneciera, iban a hacer lo que a sus ojos era lo único posible; el autor de la epístola, desde su confinamiento, siente que lo único que puede hacer es proclamar la Palabra de Dios; Pablo utilizo cada situación para anunciar a Cristo crucificado y resucitado.
No podremos anular el dolor del mundo, pero esa no será razón nunca para bajar los brazos: siempre existe algo, un gesto, una acción profética, una palabra de consuelo, que sirven al prójimo. La vigilia pascual puede ser el momento adecuado para meditar sobre la vida y obra de Jesús: como, à los ojos humanos, su acción no tuvo mayor sentido, como hasta sus discípulos perdieron toda esperanza creyendo que todo había acabado con su muerte y como, por su obediencia, Dios lo levanto de entre los muertos.
Y más tarde, como todo eso llevó al crecimiento de la Iglesia y a su testimonio, a que hombres y mujeres estuviesen dispuestos a proclamar No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído, y que al autor de esta epístola le hace decir 'Todo lo soporto para que también los elegidos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna.
Sugiero seguir el siguiente orden en la prédica:
1. a) Acuérdate de Jesucristo. ¿Quién es? ¿Quién es para nosotros? (Maestro, salvador, amigo, testigo fiel, etc. No olvidar que hay muchos entre los que escuchan, que solamente aparecen en Pascua, y su visión de Jesucristo y la Iglesia es bastante pobre. ..)
b) . . . resucitado de entre los muertos. . . La clave de nuestro Evangelio está en la resurrección, muestra de que Dios es un Dios de vivos, que odia la maldad y el dolor y que los vence definitivamente.
c) . . . descendiente de David. Frente al docetismo que todavía nos invade en cierta medida, aprovechemos para enfatizar que Jesús murió por nosotros siendo verdadero hombre, a quien le costó tanto como a nosotros obedecer pero que lo hizo por amor; es muy fácil la excusa de que El pudo porque es Dios y como nosotros no podemos, todo compromiso s? olvida.
2. Si hemos muerto con El, viviremos con El.
3. La vigilia pascual: llega la mañana, se acaba la noche, las tinieblas dejan paso a la luz, canto de victoria llega. El Evangelio escuchado y vivido nos dan la certeza de la vitoria del Cordero sobre la muerte y el pecado. Es entonces cuando nuestro dolor puede ser liberador para nosotros mismos y para quienes están en nuestra misma lucha.
VI — Subsidios litúrgicos
1. La versión libre del Salmo 62 que sigue (tradición mía del inglés), procedente de Namibia, puede ayudarnos, y aun puede servir como Oración de Coleta..
Espero pacientemente que Dios rompa las puertas de esta prisión;
porque nadie en este mundo puede ayudarme.
Solo Dios puede ayudarme a que no me sobrepase el miedo;
El está a mi lado en esta hora oscura:
y por eso sé que la victoria es mía.
Mi liberación y la restauración de mi
humanidad dependen de Dios:
Es el mi abogado en esta situación
en que no puedo defenderme a mi mismo.
Confiad en él en todo tiempo, pueblo mio.
Compartid con él toda la humillación que sufrís,
porque él es nuestro refugio y fortaleza.
Los hombres, en su arrogancia,
se presentan como salvadores
y piensan que son todopoderosos y eternos.
Pero son como un soplo,
más livianos que una respiración.
No ponen su confianza en las armas,
porque son obra de los hombres.
No esperan ganar la justicia y la liberación
con injusticia y corrupción,
porque solamente los llevará a la derrota y la vergüenza.
Cuando se sientan fuertes, no olviden
al que está a vuestro lado porque sin él, nada son.
Porque Tu, oh Señor, no estarás callado
hasta que seamos salvados en el nuevo día,
cuando no haya más humillaciones.
2. Confesión de pecados: Señor nuestro Padre, venimos a tu presencia cargados de dolor. Dolor propio, egoísta, y dolor ajeno. Dolor que nos han causado u que nosotros hemos causado a otros. Dolor que no hemos ayudado a combatir. Consuelo que no hemos dado. Permite que, reconociendo nuestro egoísmo, y las persistencia en alejarnos de nuestros hermanos, seamos restaurados por quien sufrió en lugar nuestro, de modo que seamos reconciliados. Señor, ten piedad de nosotros!
3. Asuntos para la oración general: las guerras, hambre, injusticias, descuido hacia la naturaleza, enfermedades, pobreza que causa dolor; el Espíritu Santo que nos mueve a anunciar el Reino aun en medio de la agonia, todos aquellos de quienes no nos acordamos cada dia: presos, enfermos, moribundos, extranjeros, viudas, etc.
VII – Bibliografia
– BENZO, M. Teologia para Universitários, Madrid, 1963.
– KAMEETA Z. Why oh Lord?, Ginebra, 1986.
– KELLY, J. N. D. A Commentary on the Pastoral Epistles, Londres, 1963.
– LEUBA, J. L. Institución y Acontecimiento Salamanca, 1969.
– REUSS, J. Segunda Carta a Timóteo, Barcelona, 1970
– SCHlLLEBEECKX, E. Jesús, La Historia de un Viviente, Madrid, 1981.
– SEGUNDO, J. L. Liberación de la Teologia, Buenos Aires, 1975.