Prédica: Marcos 13.1-13
Leituras: Daniel 12.1-3 e hebreus 10.11-18
Autor: René Krüger
Data Litúrgica: 26º Domingo após Pentecostes
Data da Pregação: 17/11/1991
Proclamar Libertação – Volume: XVI
1. Introducción
Marcos 13,1-13 pertenece juntamente con Dn 12,1-3 y Heb 10,11-18 a la nueva serie de textos para la predicación dominical del Leccionário Católico-Ecuménico ABC, cuyo desafio fue asumido por la IECLB y PL. Si bien la nueva serie contiene numerosos textos que también pertenecen a las antiguas series ya tratados en PL, Mc 13,1-13 no figura en los índices anteriores. Dicho sea de paso, los otros dos textos tampoco. O sea, hasta la elaboración del Leccionario ABC Mc 13,1-13 era una especie de texto marginado. En la serie alemana OPT que PL comentaba hasta su tomo XV (y que seguían muchas iglesias de origen alemán en todo el mundo), ese texto de Mc figuraba solo como lectura del Evangelio para el Día conmemorativo de un mártir de la iglesia; y además era texto marginal(M) para una predicación en el culto del lunes (!) de Pentecostés.
Lo que si ya fue analizado y meditado en PL es el texto paralelo de Mt 24, 1-14 (PL XV, 68-75). Una serie de diferencias, tales como de texto, teología, de la situación actual y hermenéutica, nos llevan a realizar una reflexión totalmente nueva, lógicamente sin desaprovechar todos los aportes que otros hermanos y hermanas ya hayan hecho sobre el texto.
2. El texto
Estimamos que la mayoría de los lectores de PL tienen acceso a algún comentario al Evangelio de Marcos, razón por la cual no repetiremos aquí todos los resultados de las investigaciones. Lo que si queremos compartir son algunas referencias exegéticas básicas; y sobre todo inquietudes, opiniones, impulsos recibidos y elaborados en el trabajo de relacionar el texto bíblico con nuestra situación actual, con esa realidad acuciante que nos desafía a diarias.
Mc 13 es una pieza única dentro del conjunto de materiales del Ev Mc. El capítulo persigue una línea temática coherente en su intención, pero es muy abigarrado y polifacético en cuanto a su origen; y se presenta como enseñanza apocalíptica construida a partir de la pregunta del v. 4. Como pieza de enseñanza que es, revela la influencia de la instrucción catequética con determinados intereses apocalípticos y escatológicos. El trabajo fundamental del evangelista consistió en la actualización de las tradiciones recibidas, presentándonos a un Jesús que realiza una verdadera superación de los marcos de las preocupaciones apocalípticas de su cultura y momento.
Mc 13 tiene algunas modalidades especiales. Es discurso esotérico, v. 3, kat idian, en privado. Esto tiene consecuencias hermenéuticas: aquí no se proclama una ideología para todas las épocas, masas, cualquier persona; sino una instrucción para la comunidad de seguidores.
También es discurso de despedida con tono de testamento. Recuérdense Deut 29-30 con las palabras de Moisés antes de morir; y Ias despedidas de los Patriarcas en el Testamento de los 12.
El discurso se parece a un rompecabezas armado con elementos de los más diversos orígenes, no siempre claros. Hay defensores de dos posiciones extremas básicas: ampliación cristiana de un apocalipsis judío; o complementación apocalíptica de una serie de palabras de Jesús. Sea como fuere, aquí aparecen tradiciones que tienen su matriz en la apocalíptica judía y al mismo tiempo hay palabras originales de Jesús; juntamente con testimonios que reflejan experiencias del cristianismo primitivo, profecías hechas en el nombre de Jesús y/o puestas en su boca, y lógicamente la redacción marcana. Lo que si es claro es que la apocalíptica del judaísmo tardío (a partir de Daniel) se introdujo en la cosmovisión y la teología del cristianismo primitivo, y de alguna manera ya antes en la predicación de Jesús. Ahora bien, es de importancia decisiva que las imágenes apocalípticas y sus esquemas fueran transformados esencialmente por Jesús, como veremos en el análisis del pasaje.
El carácter fuertemente apocalíptico y judío de aquella época hace que Mc 13 sea uno de los capítulos más difíciles de todo el Evangelio para el lector del siglo 20.
Se pueden detectar unos cinco conjuntos de materiales diferentes en Mc 13: palabras sobre la destrucción de Jerusalén, los engaños y tentaciones de los falsos cristos, la persecución de los cristianos, la segunda venida de Jesús, y la necesidad de estar preparado.
En el transfondo vibran las tradiciones veterotestamentarias sobre el Día del Señor y todas las terribles cosas que le antecederán y lo que vendrá después. Estas tradiciones fueron releídas y profundizadas en la literatura religiosa popular llamada apocalíptica, que surgió fundamentalmente entre los dos Testamentos. En base a este transfondo ha de tomarse pues en cuenta que muchos elementos de las piezas apocalípticas neotestamentárias también trabajan con lenguage poético, con sueños y visiones. Esto es una primera advertencia contra todo esquematismo rígido.
Es decisivo el trabajo redaccional de Mc que compaginó los cinco diferentes conjuntos recibidos, formando un discurso coherente. Varias partículas intentan establecer un orden cronológico: cuando, comienzo, antes, por esos días, después de, entonces. El fino trabajo de compaginación se evidencia por el hecho de que varias de estas enseñanzas aparecen en otros contextos en los EvMt y EvLc, incluso sin relación con sus respectivos apocalipsis.
A grandes rasgos Mc 13 ofrece la siguiente división:
Vs. 1-3 Introducción y planteo de la pregunta acerca de la fecha y la serial.
5-13 Advertencias, señales; persecución de los discípulos en la realización de su misión.
14-20 Acontecimientos en Judea.
24-37 Parusía del Hijo del hombre, con parábolas sobre el fin.
Los vs. 21-23 forman una inclusión con los vs. 5-6.
Mc 13,1-13 ofrece la siguiente subdivisión:
1-4 Introducción y ubicación cronológica y geográfica.
5-6 Advertencia contra los falsos cristos.
7-8 Comienzo de los dolores.
9-11 Persecución de los discípulos; su fortalecimiento.
12 Divisiones familiares.
13 Persecución de los discípulos, promesas para la perseverancia.
3. Algunos comentarios a los versículos
V. í: El hecho de salir del templo, combinado con la profecía del v. 2, evidencia un distanciamiento no solo físico, sino también formal y teológico. La construcción impresionante del templo, alabada por numerosos testimonios de la época y de la literatura judía posterior, contrasta vivamente con el balde de agua fría del v. 2. Con esta frase, que la historia de la forma ha llamado apoftegma, Jesús retoma una tradición profética de palabras contra el templo que aparece p. e. en Jer 26,6.18 y Miq 3,12; tradición sumamente interesante en cuanto a su valor desestabilizador y crítico, si se piensa en la importancia capital del templo de Jerusalén. (Cf. también Henoc etiópico 90,28).
La vieja discusión sobre si estas palabras contra el templo son vaticinia ex eventu puede responderse en el sentido de que aparentemente no Io son, ya que históricamente el templo fue destruido por el fuego (70 d. C.). Recién después Tito ordeno el derrumbe de lo que quedaba de las edificaciones.
V. 3: La ubicación en el Monte de los Olivos trabaja sobre dos importantes códigos: el topográfico: el Monte de los Olivos es más alto que el del templo; y el profético: según Zacarias 14,14 los acontecimientos finales empezarán en el Monte de los Olivos.
Los cuatro primeros discípulos son los destinatarios de la última revelación de Jesús: se cierra un gran círculo de adoctrinamiento.
V. 4: La pregunta acerca del cuándo era una de las constantes más fuertes de la apocalíptica judía. Los discípulos establecen una división entre la destrucción del templo y las señales del fin. Esta formulación indica que el discurso corregirá luego especulaciones sobre la cronología de los eventos escatológicos, más precisamente la relación que muchos querían establecer entre la destrucción del templo y la irrupción del ésjaton.
Vs. 5-6: Es de suma importancia que el discurso escatológico comienza con una advertencia fundamental contra los falsos cristos. El verbo planao equivale a engañar, llevar a alguien a alguna trampa, hacer cometer un error — no solo en el sentido epistemológico (creer equivocadamente) sino también práctico (obrar erradamente).
Aquí sale a luz el problema de los mesianismos convulsionados y de las expectativas de una guerra mesiánica con sus respectivos pretendientes mesiánicos, todo ello característico de los anos previos a la Guerra Judía y de la misma.
La subunidad vs. 5-13 es una especie de poema doctrinal de dos estrofas, encabezadas por sendas advertencias (blepete, vs. 5 y 9; retomadas en la inclusión en el v. 23, y luego en el v. 33).
Con estas reiteradas advertencias para los oyentes el discurso quiere dirigir la atención de la comunidad a su propia base de fe y a su actitud, y lograr que esa atención no sea desplazada por los acontecimientos o la especulación sobre los mismos. Se introduce pues una fisura en los objetivos de la apocalíptica en boga. El tema de la enseñanza renuncia al tono pamentoso y dramático, y se propone el afianzamiento de la comunidad cristiana en medio de los acontecimientos históricos y naturales y sus peligros. La advertencia indica que el verdadero peligro no vendrá de los acontecimientos espeluznantes, sino de personas fanáticas, pretensiosas y prepotentes.
V. 7: No hay acontecimiento histórico o natural que pueda tomarse unívocamente como señal del fin o de la instauración del reino. Solamente pueden ser comienzos. He aquí la renuncia final al esquematismo apocalíptico. La exégesis estructural nos ensena descubrir la oposición fundamental sobre la que está montado todo texto. Esa oposición da sentido y coherencia a las figuras y acciones que se van sucediendo en el discurso. Haciendo una gran abstracción y resumiendo al máximo todos los elementos, podemos decir que Mc 13,1-13 vive de la oposición entre la especulación apocalíptica temerosa y la firmeza de la fe y del testimonio; y persigne como meta afianzar a sus oyentes/lectores en esta última, relativizando la primera. Jesús también renuncia a la guerra y su violencia como instrumentos de su reino. Para el lector del Evangelio va quedando claro que el mesianismo de Jesús no tiene los colores clásicos del mesías davídico o de un líder guerrero, ni es israel-centrista ni cortoplacista.
La Primera Guerra Judía (66-70 d.C.; 70 d.C. destrucción de Jerusalén; hasta la prolongación de Masada en el 73 ó 74 d.C.) se relaciono estrechamente con las esperanzas mesiánicas israelcentristas. El Evangelio por su parte advierte muy claramente contra este tipo de expectativas, pues las guerras no pueden solucionar las necesidades que quiere satisfacer el Reino de Dios.
Las alusiones al hambre y los terremotos también tienen un trasfondo histórico dramático: la gran carestía y el hambre bajo Cláudio (cf. Hechos 11,28) en el 49-50 d.C.; el terremoto de Frigia en el 61 d.C.; el terremoto que puso en peligro a Pompeya en el 63 d.C. (no confundir con la destrucción por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.). (Agréguese todavía para el conocimiento del trasfondo histórico el intento del emperador romano Calígula de erigir en el ano 40 d.C. su efigie en el templo de Jerusalén, Mc 13,14, retomando elementos de Daniel 9,27).
Vs. 9.11 y 13a: Se anuncia el dramatismo de la persecución de los discípulos. El verbo paradidomi implica entregar, traicionar, delatar; y guarda una estrecha relación con la pasión de Jesús donde tiene el rol de clave terminológica. Cf. su importancia en dos anuncios de la pasión, Mc 9,31 y 10,33; y en el relato de la institución de la Santa Cena en l Cor 11,23.
Con la exhortación del v. 9 el pensamiento esquemático de la apocalíptica judía tardía es transformado en parénesis para la propia comunidad, cuyo sufrimiento se convertirá en testimonio para los propios jueces. El v. 10 insiste en la prioridad no de los acontecimientos terroríficos, sino en la proclamación del mensaje que exige decisión. Una vez más el esquematismo es sobrepasado mediante la referencia fundamental a la comunidad testificante sobre la que se coloca todo el énfasis.
Con las divisiones familiares del v. 12 se retoma una antigua imagen apocalíptica de origen profético (Miq 7,6, Is 19,2) (también Henoc etiópico 100,2 y 4 Esdras 6,24).
El v. 13b introduce una nueva categoría: la de la perseverancia. El verbo hypomeno alude a aguantar, soportar, perseverar, ser fiel hasta el final.
4. Nosotros y el texto: algunas preguntas y reflexiones teológico-hermenéuticas
Cuando nos acercamos a un texto bíblico, siempre lo hacemos con una determinada precomprensión; con preguntas, condicionamientos por nuestra situación y formación; también con prejuicios y hasta con ciertos temores. Está claro que ninguna exégesis o ciencia alguna es neutral, pura, seca. Cuánto más explicitemos nuestros condicionamientos y las preguntas al texto, mejor nos hablará este. Ningún texto habla de por si, sino que siempre establece una relación con el lector u oyente. El texto habla cuando alguien lo escucha o lee o le pregunta, y ese alguien contiene siempre todo un mundo. Así también pasa con los textos apocalípticos. Dejemos pues que diversos datos de nuestro contexto queden involucrados en nuestra reflexión y en el diálogo con el apocalipsis marcano. Finalmente trataremos de volcar el conjunto de datos y desafíos en sugerencias para la predicación de Mc 13,1-13.
Si bien el discurso no dedica demasiado espacio al templo, comienza con él. Así queremos iniciar también por ahí.
En la época bíblica la religión judía tuvo un especial apego a su espacio sagrado por excelencia: el templo de Jerusalén. La fenomenología de la religión evidencia que prácticamente todas las religiones, inclusive la cristiana, desarrollan ese apego a lugares, templos, santuarios, oratorios, capillas, iglesias, altares, conventos, grutas; en fin, a la sacralización de determinados lugares como espacios donde se realiza mejor el contacto con lo divino y su manifestación.
El anuncio de la destrucción del templo de Jerusalén ha de ser leído conjunta-mente con otros juicios neotestamentários (y algunos del AT y de la época) que se combinan con una nueva propuesta de lo que es templo. El juicio jesuano sobre el templo (cuya importancia se desprende de su citación en el proceso de Jesús, Mc 14,58 y 15,29) es parte de una transferencia de lo sagrado de las piedras a los seres humanos. El proyecto de Jesús establece la creación de espacios donde reine Dios, no vinculados a piedras, sino a relaciones interpersonales creadas por y a partir de Jesús (cuya resurrección es concebida en varios pasajes en lenguage figurado como reconstrucción del templo en tres días). Por ser creadas por y a partir de Jesús, esas relaciones nuevas son producto del perdón divino otorgado por el sacrificio del Salvador.
El verdadero templo neotestamentário tiene varias dimensiones: es el cuerpo humano (templo del Espíritu Santo), es la comunidad de seguidores testigos del amor de Dios en la tierra, es — en proyección universal — la realización de la obra salvífica hacia toda la humanidad. Es aquel estado en el que ya no se necesita edificación sagrada, pues Dios está con su pueblo.
La predicación, sin anular la constante necesidad de espacios comunitarios y religiosos especiales, puede ayudar a canalizar esas energías sacralizadoras a las relaciones interpersonales y a su máxima realización: el amor. Ello no destruye nuestros templos, pero los relativiza y les hace adquirir su verdadera función: espacios de encuentros, donde aprendemos vida nueva.
La apocalíptica, mejor dicho lo apocalíptico, goza de mayor o menor prestigio en cl mundo actual. Visiones horripilantes se ofrecen por doquier: las guerras y grandes revoluciones del siglo 20, el problema ecológico, la carrera armamentista, terremotos, la tortura, la explosión demográfica, la amenaza de un holocausto nuclear.
La bomba del hambre, la creación constante de ideologías totalitarias y su posterior derrumbe — siempre acompañado por mucha sangre. Facetas de una realidad concebida como apocalíptica por muchos.
Pero también hay promesas ilusorias de ideales desarrollistas, promesas y esperanzas de crecimiento de nuestras naciones pobres, proyectos de cambios radicales a corto plazo, modelos de expansión del capital de las naciones ricas. Pero sea como fuere, en nuestros países la situación tiene más bien colores tristes para gran parte de la población.
Los últimos anos vieron una verdadera invasión de ideologías sectarias en América Latina. Provenientes generalmente de los EEUU llenaron nuestro continente con una predicación individualista, facilista (cree como yo te lo digo, y todos tus problemas se solucionarán (y mándame tu ofrenda)), y orientada según el American way of life.
Uno de los peores problemas del teleevangelismo y de la iglesia electrónica es la consiguiente destrucción de verdadera vida comunitaria de la iglesia, ya que el tele-vidente no necesita más a su comunidad.
Parte del mensaje de muchas sectas es su tono apocalíptico. Aprovechan cada situación desastrosa (terrorismo, terremotos, carestias, sida [= AIDS]) para hablar de castigos y juicios divinos, y para enfatizar la preparación para el fin. Muchas personas quedan desorientadas, como es lógico con semejante prédica facilista.
En este contexto de verdaderos horrores de nuestro tiempo, pero también de su hábil aprovechamiento sectario, podemos dirigimos a nuestro texto.
Es un verdadero alivio, un empujón liberador, constatar que todo el discurso apocalíptico de Jesús es parenético; y no para asustar, provocar mayor pánico, ejercer presión conversionista sobre espíritus temerosos. Las palabras de Jesús contienen un claro NO a señales unívocas y cronometrables del fin. Un NO a especulaciones sobre la historia y su final. (Los mayores especuladores generalmente hacen poco y nada para evitar los horrores apocalípticos, genocidios, hambre, tortura, muerte). Un NO a programas detallados, signos, fechas. Un NO a todo sectarismo, llámese como quiera (recordemos el origen de los adventistas, y los testigos de Jehová). Un NO a la prédica sádica o masoquista sobre los horrores del fin. En el fondo el discurso apocalíptico es un NO a toda presentación apocalíptica de la realidad.
Pero es un fuerte SI a la preparación de la correcta actitud ante todo lo que venga o vendrá. Es una exhortación misional y ética en momentos concebidos como finales y dolorosos. El texto no contiene una descripción detallada del fin, ni mesianismos israelcentristas o nacionalistas, ni odios o venganzas — ni siquiera referencias a Satanás. Pero si contiene una meta clara: la preparación de los discípulos para los peligros en los que se meterán por su testimonio. Esta preparación se realiza mediante la construcción de la fe en el Señor que ha de venir. Vibra aquí un lema capital del EvMc: el testimonio del discipulado, que se realiza y perfecciona en el seguimiento sufriente en las huellas del Hijo del Hombre (Mc 8,34-38).
He aquí un criterio para juzgar toda predicación apocalíptica actual, y a la voz para orientamos en la formulación de un mensaje sano.
Con la presentación redaccional de Mc se fortalece pues la fe de la comunidad cristiana: ella ya conoce al que ha de venir: el Señor crucificado y resucitado, v so sabe bajo su dominio y en su misión. No le asustan las catástrofes, pues no son lo más importante del plan de Dios. El énfasis del mensaje está puesto en la evangelización y en la fidelidad; la constancia en medio de las tentaciones y los desastres. La proclamación del Evangelio en el mundo es serial del reino que viene.
El tema del sufrimiento ha de ocupar un lugar central en esta reflexión. El predicador debe dejarse interpelar por la acuciante pregunta acerca del dolor, su origen y su eliminación; y permitir que el texto fortalezca y anime a muchos a compartir el sufrimiento de los demás, en actitud de humildad y servicio. De esta manera la fidelidad a Jesús se convierte en fe dinámica transformadora, o sea, en amor al prójimo.
También se ha de permitir la inversión de la acusación: según el texto la persecución y el sufrimiento son signos de la iglesia; pero cuántas veces la iglesia hizo sufrir a pueblos, etnias, grupos y otras religiones. La inquisición, el holocausto de los indios americanos, la esclavitud, el antisemitismo son marcas imborrables de una historia que contaba con la presencia y afirmación de la iglesia. Allí la iglesia quiso imponer su reino mediante la escoba de hierro.
Finalmente el texto nos dice que no hay guerra santa. Las guerras son hechos históricos, no escatológicos ni instrumentos de Dios.
5. Algunas sugerencias para la predicación
La predicación debe evitar la repetición mecánica del texto. Dadas las grandes distancias que nos separan de los esquemas apocalípticos judíos, tampoco se recomienda la homilía. Lo que si pueden plantearse son algunas preguntas: qué preocupa, qué conmueve y/o debe preocupar o conmover hoy a las personas y a la iglesia? P. e. la destrucción constante del ambiente, millones de hermanos que se mueren de hambre, perdida de todo sentido de vida, destrucción de la solidaridad y de la confianza, perdida del futuro, tortura, derramamiento de sangre.
Sobre este trasfondo se pueden elaborar las propuestas del texto de la siguiente manera:
Vida cristiana de seguimiento y testimonio
— en un mundo inquieto;
— en una iglesia sufrida;
— con la proclamación del Evangelio.
Vida cristiana de seguimiento y testimonio en un mundo inquieto: Siempre será necesaria una visión hacia adelante. Pero esto no implica un desarrollismo ilusorio, un ideal de bienestar consumista, una mejora progresiva de la humanidad hacia la propia construcción del reino de Dios. Pero tampoco implica miedo, pánico ante los desastres innegables, pasividad o resignación ante los problemas.
Implica si un testimonio completo en medio de los problemas de la humanidad, la historia y la naturaleza. NO a las ilusiones baratas, y al mismo tiempo NO al fatalismo. SI al uso inteligente y comprometido de todas las posibilidades de servicio y testimonio, basado en la voluntad de Dios; sean sociales, eclesiásticas, políticas, culturales, científicas.
Vida cristiana de seguimiento y testimonio en una iglesia sufrida: La iglesia no es un castillo fuerte, una torre de marfil, un templo seguro en medio de las tormentas. No hay seguridad externa ni triunfalismo. NO al éxito religioso y a los méritos que engalanan a sus realizadores. NO al logro de influencia, poder, prestigio, resonancia de la iglesia. SI a la fidelidad, la constancia en la fe y en el amor.
Vida cristiana de seguimiento y testimonio con la proclamación del Evangelio: La proclamación del Evangelio es la marca de la iglesia a través de la historia. Para ello la iglesia dispone de los medios del propio Jesús: la palabra, la obra de amor, el compromiso, la solidaridad, la comunidad, la oración, los sacramentos. Pero jamás la opresión de las conciencias, la destrucción de las culturas, la violencia. La marcha de la iglesia ha de seguir al Crucificado, dejando espacio para decisiones libres, maduras y con amor.
6. Ayudas litúrgicas
Introito: Apocalipsis 2,10.
Confesión de pecados: Señor, Santo Dios, muchas cosas nos dan miedo. Diariamente escuchamos noticias trágicas. Muchas personas viven en situaciones desesperantes. Tantos jóvenes ya no ven el futuro. Conflictos, destrucción, violencia, hambre: todo eso nos envuelve. De muchas formas participamos también nosotros en esos problemas. Hemos fracasado con hechos, palabras, sentimientos que agravan esa situación. Por todo ello, perdón, Señor. Amén.
Anuncio de gracia: Juan 16,33: Jesucristo dice: les he dicho estas cosas para te tengan paz en mi. En el mundo tendrán tribulación, pero ánimo! yo he vencido al mundo.
Oración de colecta: Señor y Salvador Jesucristo: Tu has dicho: sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Confiamos plenamente en esta promesa tuya; y lo queremos seguir haciendo en medio de los problemas que nos acosan y que destruyen tantas vidas. Nos aferramos a tu presencia en médio del hambre, la violência, la injusticia, la enfermedad, la vida sin sentido, la muerte. Que tu palabra fortalezca esta fe en nuestra comunidad, y nos prepare para un testimonio fiel. Amén.
Lecturas bíblicas: Daniel 12,1-3; Hebreos 10,11-18.
Oración final: Gracias, Señor, por el sostén que nos da tu palabra. Gracias por dirigir nuestra mirada hacia la constancia en la fe y en el amor, y por hacernos ver que nuestra atención debe fijarse en la fidelidad y no en los desastres que nos rodean.
Gracias por mostramos que tu amor es más importante que tantos acontecimientos; y porque podemos comprender que nada nos podrá separar de este amor.
Te rogamos por la iglesia, para que nadie sea desviado de su fe ni de su testimonio por el miedo, la propaganda sectaria o la desesperación ante el futuro.
Intercedemos también por nuestros hijos, las generaciones futuras; y para que el camino de nuestra vida deje huellas que valen la pena seguir. Señor, que todos nosotros como comunidad y como personas podamos ser abiertos ante los desafíos y los problemas de nuestros hermanos; y que su Espírito nos transforme en instrumentos de tu reino. Gracias por invitarnos a ello, Señor. Amén.
7. Bibliografia
E. SCHWEIZER, Das Evangelium nach Markus, NTD l, Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen.
W. GRUNDMANN, Das Evangelium nach Markus, ThHKNT II, Evangelische Verlagsanstalt Berlin.
W. MARXSEN, El evangelista Marcos. Estúdio sobre Ia historia de la redacción del evangelio; cap. 4: Marcos 13 (Pag. 145-198), Ediciones Sígueme, Salamanca.
W. BARCLAY, Marcos, El Nuevo Testamento Comentado, Vol. 3, Editorial La Aurora, Buenos Aires.