Prédica: Lucas 21.25-36
Leituras: Jeremias 33.14-16 e 1 Tessalonicenses 3.9-13
Autor: Mercedes Garcia Bachmann
Data Litúrgica: 1º Domingo de Advento
Data da Pregação: 01/12/1991
Proclamar Libertação – Volume: XVII
1. Introducción
La primera reacción frente al texto, cuando debía empezar a prepararlo, fue: ¡Qué difícil! ¿ Por qué seria? ¿Cuáles pueden haber sido las causas para que un texto que tiene que ver con el fin de los tiempos y con la realización definitiva del Reino de Dios me resultara difícil? Creo que hay varios factores: a) La alergia a predicaciones que, usando lo apocalíptico, han servido para imponer miedo, amenazas, purgatorio, etc.; b) La reacción frente a mensajes fundamentalistas y moralistas del tema; c) una vida muy sumergida en lo cotidiano (Con tantas preocupaciones, ¿para qué preocupamos con lo que vendrá?). ¿ De qué manera nos ayudará este texto, en este primer domingo de un nuevo ano eclesiástico? ¿ Contribuirá a nuestra propia confusión o será realmente liberador?
2. Pistas exegétícas
El texto puede dividirse en varias unidades, que tienen sentido en si mismas, pero también como parte de un discurso mayor, vs. 5-38: el templo de Jerusalén y su caída (70 d.C.) ocasionan su discurso, el último antes de La Pasión. Jesús advierte que las señales anuncian el fin pero no especifican que este este cercano. Al contrario, les espera una época larga de persecución, espera y peligro de apostasía. Me inclino a creer, con Stuhlmueller, que la preocupación de Lucas, posterior a l Ts, no era una parusía inmediata, sino la época de sufrimiento que enfrentaba la Iglesia. Conzelmann, en cambio, es de la idea que Lc cambia la base redaccional a partir de una concepción teológica de una era libre de la tentación de Satán, mientras Jesús vivió y hasta su Pasión. Otros comentaristas mantienen la tesis de que el evangelio que Lc siguió no era Mc 13 actual. Para un estudio detallado, sugiero cf. Conzelmann, Brown y Zimjewski.
V.v. 25-28: La venida del Hijo del Hombre acompañada de señales cósmicas. El lenguaje es profético, cf. Is 13.9ss, 34.4; Jr 4.23-26; Dn 7.13; Am 8.9; Mq L.lss. El término redención en v. 28b, literalmente rescate, aparece únicamente aquí en los Ev. y 7 veces en Pablo.
V.v. 29-33: Lc amplia el dicho: hasta que todas las (en vez de estas) cosas se hayan cumplido: La historia de la salvación entera.
V.v. 34-36: Exhortación a estar alertas, vigilar, que recuerda mucho l Ts .V
3. El texto y su contexto
De acuerdo con Lc (que, esta vez, no sigue fielmente a Mc), este discurso final de Jesús está dirigido a todo el pueblo, sentado frente al templo. Probablemente, para los hombres y mujeres que lo escucharon en aquel momento, no era agradable ni el anuncio del caos que se avecinaba, especialmente en relación con Jerusalén, La ciudad de David, ni el acercamiento de la Pasión de Cristo. Solamente una palabra de parte de Jesús hubiera podido mitigar un poco el dolor. Pero también conviene recordar que ni siquiera alcanzó la visión del sepulcro vacío para que los discípulos creyeran el testimonio de las mujeres sobre la resurrección. Cuánta más incredulidad, entonces, hasta que entendieron que las señales que presenciaban no significaban la liberación inmediata, sino solo pasos en el camino que el mismo Jesús había seguido.
¿No eran suficientes las señales? La parábola de la higuera parece indicar que si; pero el problema estaba en el objeto al cual esas señales apuntan: grandes catástrofes, signos prodigiosos en los ciclos, grandes pestes, guerras (la última, mientras escribo esto, la del Golfo, un buen ejemplo del uso de lo apocalíptico en la política…), temblor y temor en muchos. Podríamos decir que para los primeros cristianos significaban una liberación de los sufrimientos, de la persecución e incluso del peligro de la apostasía, y para los no cristianos, cosas terribles, obscuras, que causan miedo, aflicción, pérdidas, muerte. Sin embargo, estas señales todavía no significaban ni una cosa ni la otra. ¿Era, pues, buena noticia o no?
La clave no está en si las señales son visibles para todos o no, ni está en que para unos las cosas vayan a ser fáciles y para otros difíciles, sino que la diferencia está en que las señales anuncian mensajes diferentes a quienes las ven esperando su liberación o temiendo la pérdida de su situación presente, sea esta económica, social, política o lo que fuere.
4. El texto y nosotros
Frente a un texto sobre el fin de los tiempos, se me ocurre pensar en aquello de las cosas últimas, en las cuales tenemos puesta nuestra esperanza. Y en último análisis, ya no podemos separar a la humanidad en buenos y malos, en los cristianos que esperan la liberación y los paganos o judíos que tiemblan frente a las señales, porque eso seria maniqueísmo. También hubo, seguramente, judíos no cristianos que se alegraron ante las señales, porque esperaban al Hijo del Hombre. Y seguramente muchos cristianos de entonces y de ahora, con los corazones pesados para pensar en una liberación, temblando, sintiendo que pierden sus bienes, posición, etc. De no ser así, no hubiera hecho falta la advertencia.
¿ Donde estamos nosotros y nosotras? ¿ Somos iglesias que piensan en la liberación o aun esta palabra nos disgusta? ¿ Somos iglesias atadas a templos, estructuras, formas de trabajo y misión, teología, o somos iglesias con la mirada anhelante frente a la posibilidad de que nuestro sufrimiento se acabe? ¿ Y qué sufrimiento?
Se me ocurre que este primer domingo de Adviento puede servir para evaluar-nos, pensando en lo que hemos dejado atrás. En la manera de tomar decisiones, en la ubicación de nuestras prioridades y medios, en el aprovechamiento de nuestros recursos y talentos, en nuestro compromiso con todos los que necesitan no solamente nuestras manos y voces, sino también nuestras oraciones y palabras. En un sentido, el texto hace inminente la venida del Hijo del Hombre, aun hoy. En el Ev. Lc tenemos una serie de personajes que, desde el primer momento (anunciación, nacimiento, etc.) hasta el final del evangelio, toman una postura en pro o en contra del Mesías. La Iglesia misma tiene que tomar esa postura también. Desde Judas, o Ananías y Safira, hasta la perseverancia en la adversidad de Pablo o de los demás mártires, cada uno de nosotros/as tiene que asumir, en algún momento, el a favor o en contra del Hijo del Hombre que vendrá otra vez en gloria. Allí, en ese a favor o en contra, se define lo que sucederá cuando la escatología se haga presente (v. 3 5, porque vendrá como un lazo sobre todos los que habitan la faz de la tierra ).
Un dato interesante para nuestra meditación es que aunque La suerte de cada persona parece definirse a todo o nada en el momento de la parusía, el resto del pasaje parece contradecir esta suerte injusta, determinada por un solo instante. Creo que es así, porque las exhortaciones instan a mantenerse en vela constante, orando, observando las propias actitudes y esperanzas: nuestros corazones no se hacen pesados en un solo instante. El índice de colesterol, tan de moda ahora, no sube o baja en el día, sino por el consumo reiterado y regular de grasas, manteca, etc. La embriaguez, las preocupaciones de la vida, el libertinaje, van minando las buenas intenciones y el estar alertas a la pronta venida. Como también las pocas o muchas concesiones al sistema social, político, económico, etc. van minando nuestro corazón. Los objetivos a los cuales — quizás con toda sinceridad — creemos que apunta nuestra vida, van quedando relegados por las cosas que nos hacen pesados. El texto puede convertirse en ley o en evangelio. Dependerá de quien lo utilice y también de cada persona que lo escuche. Hay posibilidades interesantes en relación con los otros textos. Una posibilidad es tomar el tema de La nueva justicia y el Germen de David anunciado por Jeremias: toda nueva justicia conlleva la recriminación de lo injusto dentro de la vieja estructura. Y en ese sentido, el Germen de David, el Hijo del Hombre que volverá en gloria, no será un mesías partidista y amigo de los ricos y poderosos. En este sentido, pueden alegrarse y exultar todos los que hasta ahora han sido pasto de la vieja justicia, de la injusticia y la opresión. En este sentido El Señor, Justicia nuestra como nuevo nombre de Jerusalén, colmará las expectativas de los justos.
Mientras tanto, podemos orar, velar y dar gracias a Dios por las obras maravillosas que sus manos ya van entretejiendo con y por medio de nosotros/as. Aquí y ahora. Este es también el mensaje de l Ts. la alabanza y la confianza siempre han sido parte de la vida de cada cristiana/o. Individualmente y como Iglesia. Es lo que nos permite mantener el equilibrio entre el activismo de querer hacer el Reino ya ahora, y la alienación de decir que, como todo está podrido, no vale la pena moverse ni arriesgar lo que ya hemos logrado.
Viendo la situación de muchas de nuestras congregaciones, me parece que el mensaje no será de gracia, sino de condena. Mucha de nuestra gente no quiere hablar ni escuchar de cosas feas o pecado. Preferirían que los pastores y La Biblia les dijéramos que todo está bien, que desfruten lo que tengan y no se preocupen por nada. Otros, en cambio, sufren el peso de la opresión, de la falta de esperanza, de la decepción constante, de la angustia y también del egoísmo. Es posible predicar esta buena noticia (Alégrense) sin que sea juicio para muchos, si no para todos? Creo que no, pero tampoco es esa nuestra función. Adviento — segunda venida — nos confronta con la esperanza última y ay de los que tengamos puesto nuestra esperanza en la falsa justicia establecida, en la tierra o los negocios, en la salud o la religión, sin importamos el resto de nuestros hermanos y hermanas sin tierra, sin hogar, indígenas todavía sin reivindicación, mujeres usadas, niños maltratados! Porque como el texto muy bien lo muestra, la vida de todos los días, Las acciones en pro o en contra de la vida determinarán nuestra suerte en la Parusía.
5. Esquema de predicación
Propongo que, siguiendo Las líneas de nuestra meditación, el sermón no siga cl orden de los versículos, sino el siguiente:
5.1. Señales: marcas hacia un objeto más allá de si: señales de transito, meteorológicas, navideñas, etc. En Lc, la higuera (vs. 29-33).
5.2. No las confundimos con el objeto al que apuntan. En Lc, la segunda Venida (vs. 25-28).
5.3. Las señales posibilitan estar preparados; no dejar que el corazón se haga pesado (vs. 35-36).
5.4. ¿ Como reaccionamos frente a estas señales? a) Con prisa por asegurarnos lo que poseemos. b) Con alegría porque seremos liberados/as, c) Con miedo e inseguridad, porque no sabemos de qué lado seremos contadas/os. Buscar ejemplos concretos.
5.5. Las cosas últimas en las que tenemos nuestra esperanza: ¿ La nueva justicia de Jeremías, o de Pablo, o la embriaguez, lujuria y preocupaciones de esta vida?
5.6. Nuestra suerte frente a la Parusía se juega a lo largo de toda la vida y en u n proyecto global a favor o en contra del Reino.
5.7. Adviento: Segunda Venida. ¿Alegría por el reino nuevo? Si, y también Aleluya por el Reino ya presente.
Otra posibilidad: Antes de leer el texto, explorar con la comunidad cuáles son las esperanzas que tenemos sobre el Reino de Dios y La Segunda Venida, de La que habla el Credo. Agruparias por temas y llegar a la pregunta: ¿Qué textos bíblicos recuerdan, que hablen de esto? En caso de no llegar a este texto, proponerlo y leer-lo. Compartir también algunas ideas sobre el Adviento. Tratar de establecer un diálogo donde la misma comunidad llegue a comprender cuán lejos están sus esperanzas de las cosas últimas', las cosas verdaderamente importantes para la vida de la Iglesia. Dentro de estas cosas, cada comunidad hará énfasis en aspectos distintos. Pero no debe olvidarse que el juicio frente al Hijo del Hombre está relacionado con el peligro de abandonar la fe frente a la persecución, y de creer que, como todo tarda, puedo tomarme un descaso mientras tanto. Así llega el problema de los corazones gordos, pesados.
6. Auxílios litúrgicos
1. Confesión de pecados: Nuestro buen Dios, nuestra justicia y nuestro refugio, confesamos ante ti que no hemos amado con todo nuestro ser, ni a nuestro prójimo como a nosotros mismos. No hemos buscado la nueva justicia que tú instauraste, sino que nos hemos quedado cómodamente en lo que hemos podido obtener. Confesamos, Señor, que no hemos orado lo suficiente pidiendo que venga tu Reino, ni hemos velado para estar preparados. ¿ Perdónanos, renuévanos y ven a nosotros, Señor! Amén.
2. Oración del día: Te bendecimos, Dios nuestro, porque tu eres nuestra justicia, porque en Cristo Jesús viniste a nosotros para reconciliamos contigo. Te bendecimos también porque él vendrá de nuevo y nos juzgará con amor, y seremos liberados de nuestras cargas, ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Amen.
3. Motivos para La oración general: Todos los atribulados, los que hemos he¬cho pesados nuestros corazones por las preocupaciones o la buena vida, los que esperan su liberación, los que están solos, enfermos, tristes, marginados. – También nuestras comunidades, para que puedan ser fieles al llamado de Dios, y estén preparadas para servir a las necesidades de su prójimo. — Acción de gracias por todas las bendiciones que recibimos y que podemos compartir, especialmente por el amor de Dios que viene en el pan y el vino.
7. Bibliografia
BROWN, Schuyler. Apostasy and Perseverance in the Theology of Luke. En: Analecta Bíblica, n° 36, Roma, 1969.
CONZELMANN, H. El Centro del Tiempo. La Teología de Lucas. En: Actualidad Bíblica, n° 34, Madrid, 1974.
ZMIJEWSKI, J. Die Eschatologiereden des Lukas-Evangeliums. En: Bonner Biblische Beiträge, n° 40, Bonn, 1972.
SCHAEFFER, D. Meditação sobre Lc 21.25-36. En: Proclamar Libertação, Vol 3, 2. ed., São Leopoldo, 1981.
STUHLMUELLER. El Evangelio según San Lucas. En: Comentário Bíblico ,SV»i Jerónimo, vol. 3.