Prédica: 1 Coríntios 2.12-16
Autor: Eugênio Araya
Data Litúrgica: Domingo Pentecostés
Data da Pregação: 30/05/1982
Proclamar Libertação – Volume: VII
Tema: Pentecostes
I — Traducción
12. No hemos recebido el espíritu del mundo sino el Espirito que viene de Díos, para conocer Ias gracias que Dios nos ha dado. 13. De Ias que hablamos también, no con palabras ensenadas por sabiduria humana, sino con palabras enseñadas por el Espiritu, expresando Ias cosas espirituales en una forma espiritual. 14. EI hombre puramente humano (psíquico) no capta Ias cosas del Espíritu de Dios; para él son tonterias: y no Ias puede entender, porque solo pueden ser examinadas con critério espiritual. 15. En cambio el hombre espiritual puede examinarlo todo y a él nadie puede examinarle. 16. Porque ¿quien conoció el pensamiento del Señor para aconsejarle? Pero nosotros tenemos el pensamiento (Ia mente) de Cristo.
Proponemos Ia versión de La Nueva Biblia Espanola, Edición Latinoamericana, traducción de Luiz Alonso Schökel y Juan Mateos, Ediciones Cristiandad, Madrid, que es Ia siguiente:
12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios; así conocemos a fondo los dones que Dios nos ha hecho. 13.Eso precisamente exponemos, no con el lenguaje que miseria el saber humano, sino con el que enseña el Espíritu, explicando temas espirituales a hombres de espíritu. 14. El hombre de tejas abajo no acepta Ia manera de ser del Espíritu de Dios, le parece una locura, y no puede captaria porque hay que enjuiciarla con el criterio del espíritu. 15. En cambio, el hombre de espíritu puede enjuiciarlo todo, mientras a él nadie puede enjuiciarlo; 16. pues ¿quién conoce el modo de pensar del Señor, para poder darle lecciones? Y nuestro modo de pousar es el de Cristo.
II — Informaciones exegéticas
En Ia primavera del ano 57 Pablo realizaba su tercer viaje misionero y tuvo noticias de Ia situación de Ia iglesia en Corinto. Para enfrentar Ia difícil situación — dudas, formación de grupos antagónicos, ódio contra el mismo apóstol, encándalos — escribió algunas cartas a los cristianos de ese lugar, por Io menos cuatro, de Ias que nos han Ilegado solamente dos, y aún estas dos posiblemente estén en fragmentos. Se sabe que una era anterior a la l Corintios. Les decía en Ia otra carta, se lee en l Cor.5.9 y se refiere a Ia advertencia que Ias hacia a los cristianos corintios de no juntarse con los libertinos (corintios inmorales). Después, contestando interrogantes, comentando situaciones, formulando advertências, Pablo escribió Ia l Cor. poco antes de Pentecostés del ano 57. Esta carta no fue acogida en buena forma, y sus relaciones con Ia iglesia de Corinto, que estaba hecha pedazos por Ia formación de grupos antagónicos, empeoraron. Pablo debió realizar una visita a Corinto que servió bien poco. Al regresar a Efeso el apostol escribió por tercera vez a los corintios (les escribí con muchas lágrimas, II Cor. 2.4). Más tarde decidió enviar a Tito para apaciguar Ia situación. Pablo escribió nuevamente a los corintios — por cuarta vez — esta es Ia segunda carta canónica — en el otoño del 57. No se sabe si fue directamente a Corinto, o si pasó de Macedonia ai Ilirico por Ia primeira vez, pero el resultado es que tenemos a Pablo visitando por tercera vez a Corinto en el invierno de ese ano (diciembre del 57) y se queda allí permaneciendo tres meses en Acaya.
El texto que tratamos aquí al igual que todo el capitulo 2 está lleno de una terminologia utilizada en los escritos gnósticos helenisticos, la más vieja doctrina que al entrar en contacto con el cristianismo produce Ia primera gran herejía, el doketismo. En el gnosticismo se creia que Ia salvación se debía al recibimento del verdadeiro conocimiento (GNOSIS) y en donde Io material era mal mirado y solo Io espiritual era Io perfecto (TELEIOI). Son los términos que aqui se usan. Pablo comienza a hablar de Ias cosas del Espíritu al referirse que al haver escondido Dios Ia sabiduría que Io reconozca, solamente esta se puede obtener por medio del Espíritu, es decidir, se debe ser espiritual. Así el texto puede entenderse de diversas maneras, según donde sea que se coloque el acento. Para Pablo el Espíritu es Ia forma de actuar de Dios. Se contrapone al hombre psíquico (el espíritu del hombre), que es Ia forma de pensar del hombre natural. Dios no nos da su mente sino su Espíritu, pero nosotros tenemos Ia mente de Cristo.
V.12 TO PNEUMA TOU KOSMOU, el espíritu del mundo — Pablo parece utilizar con mucha liberdad Ia terminología, de los corintios. PNEUMA TOU KOSMOU está en paralelo con ARCHONTON TOU AIÕNOS (los príncipes de este siglo). Tampoco ellos conocen el plan de salvación de Dios (2.6).
V.13 LALOUMEN hablamos. Se cree detectar en esta frase una ironia de Pablo al decirle a los cristianos de Corinto, que estaban divididos y Ilenos de rencores que hablamos con palavras enseñadas por el Espíritu y no de Ia sabiduría humana.
Hay un juego de palabra cuando díce: PNEUMATIKOIS PNEUMATIKA, algo asi como en castellano se dice Io bonito con Io bonitísimo. La primera expresión: PNEUMATIKOI puede traducirse como cosas espirituales si es tomado como neutro. Algunos comentaristas prefieren tomarlo como masculino y traducirlo como verdades espirituales. La palabra griega SYGKRINÕ equivale a traducir y a comparar, Si se le utilizara en Ia segunda forma quedaria: comparando Ias cosas espirituales con Io espiritual y quedaria en paralelo con el 14b: examinadas con critério espiritual.
V.14 PSYCHIKOS DE ANTHROPOS, el hombre puramente humano, significa literariamente el hombre natural. Si se Io tomara en un sentido gnóstico se podria pensar que se está hablando de una clase de hombre dentro de Ia enorme variedad dentro de su plan de salvación en donde están los hylicos o terrenales que no podrán salvar-se, en contraposición con los pneumáticos que ya están salvados. Este sistema filosófico estaba muy desarrollado en Ia época en que se escribe Ia l Corintios.
El punto em cuestión es qué piensan los corintios del término espiritual y qué es Io que Pablo piensa cuando utiliza esta terminología, v.15. Cuando Pablo dice que al hombre espiritual nadie puede examinarlo, se está entroncando con Ia consigna que levanta en 6.12. todo me es lícito. Nadie podria intentar juzgar a aquellos que tenían el Espíritu desde el momento en que Dios los habia hablado. Es el pecado contra el Espíritu Santo (Marcos 3.28ss). Sin embargo se encontraba un problema serio y era saber realmente quien tenía el Espíritu, quien fingia tenerlo, o quien tenía un espíritu malo. Por Io que se dice en el capítulo siguiente se desprende que Pablo no tomaba muy en cuenta cuando los corintios alegan de tener el Espíritu para poner fin a Ia discusión (3.1ss. yo, por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a puramente humanos…)
V. 16 NOUS CHRISTOU,la mente o pensamiento de Cristo. Los corintios alegan de conocer Ia mente de Cristo y por Io tanto conocer el pensamiento divino. La idea de Ia cita que aparece en este versículo es paralelo con Ia cita del v.9. Y nuevamente tenemos un término de gran importancia en el pensamiento gnóstico: Nous. Aparece en su sistema de creación y redención del mundo. En los esquemas gnósticos más desarrollados, el Nous es una emanación de un dios superior (EON) que se rebaja convirtiéndose en elementos del mundo material. Algunos gnósticos como Valentinos entenderán en este sentido el envio de Cristo por Dios para redimir el mundo.
En Corinto predomina otra conceptualidad. Cuando se habla de carne, un griego piensa en alimento (l Cor.8). El griego piensa tener un alma inmortal que vive por un tiempo en un cuerpo individual que es su ubicación. Los judios podían expresarse en forma parecida distinguiendo Ia carne pesada de una energia que le da temporariamente agilidad y aliento, pero pensaban al revés que se tiene un cuerpo pasivo mortal, animado por un alma activa individual y también mortal (l Cor. 15.45). Entre los dos se movia el misionero Pablo y parece que usaba Ia terminologia griega con significados hebreos. (Rodolfo Obermüller)
III — Meditación
El texto para ser leído en Ia fiesta de Pentecostés presenta un serio problema si se le enfoca de un ángulo dualista, porque Ia herejía gnóstica que niega Ia Encarnación de Ia Palabra de Dios no es un hecho pasado en Ia historia sino siempre presente. Es Ia permanente negación de un Jesús hombre para transformalo en un Jesús espiritual y desvinculado con Ia humanidad y sus problemas. Y el problema se agudiza cuando se trata de utilizar al Espíritu Santo en este aspecto, es decir algo etéreo, anti-material y se transforma, en una espécie de Dios independiente, personal, que se revela en una forma especial que hace que la persona que recibe esta revelacíón se transforme en un ser infalible. Y se justamente este texto que puede dar Ia base, debido a una mais interpreíación de Ia posesión del Espíritu de Dios que hace que cierta y determinada gente sea Espiritual y que pueden por ello criticar a todos pero nadie puede criticarlos a ellos, formando muy concretamente una casta privilegiada ante Dios y ante los hombres.
Surge entonces una pregunta ¿cómo enfocar este texto en Ia Festividad de Pentecostes? Sabemos bien que el pensamiento de Pablo está muy distante de interpretarse como un pneumático. Pablo quiere hablar y decirle a los corintios — que son hombres difíciles — que el Dios ae Jesucristo es muy diferente a los dioses antropomórficos del Olimpo griego. Les habla de un Dios que es Io completamente otro para el hombre y cuya única revelación Ia tenemos en Cristo Jesús, pues él es ei único camino de unión y de conocimiento con Dios. Es solamente mediante Ia iluminación del Espíritu de Dios (Espíritu Santo) que el hombre puramente humano (psíquico), que vive aislado debido a su egoísmo y que rechaza otro Dios que no sea el mismo, puede Ilegar a conocer y a unirse a Dios. Y así tenemos que Lutero nos dice en su Catecismo Menor en el artículo tercero de El Credo Io seguinte:
Credo que ni por mi propia razón, ni por mis propias fuerzas soy capaz de creer en Jesucristo, mi Señor, o venir a él; sino que el Espíritu Santo me ha Ilamado mediante el evangelio, me ha iluminado com sus dones, y me ha santificado y conservado en Ia verdadera fe, del mismo modo como él Ilama, congrega, ilumina y santifica a toda Ia cristiandad en Ia tierra, y Ia conserva unida a Jesucristo en la verdadera y única fe; en esta cristiandad él me perdona todos los pecados a mi y a todos los creyentes, diária y abundamente, y en el postrer día me resucitará a mi y a todos los muertos y me dará en Cristo, juntamente con todos los creyentes, Ia vida eterna.
Es una pregunta que inmedíatamente provoca una nueva pregunta: ¿qué es el Espíritu Santo?. Tenemos que responder directamente: el Espíritu Santo no es algún espiritu humano o celestial, sino que es el Espíritu de Dios. Lutero dice en su Catecismo Mayor: En Ia Escritura se enumeran, además, diversos espíritus, como son el espíritu del hombre, los celestiales y los de maldad. Mas solo el Espíritu de Dios recibe el nombre de Espíritu Santo, es decidir, el espiritu que nos ha santificado y nos sigue santificando. Y continua diciendo: Así como se denomina al Padre: el Creador; y al Hijo: el Redentor, también al Espíritu Santo debe denominársele según su obra, el Santo o el Santificador.
El Espíritu Santo en los escritos de Lutero (desde Ia primera época), aparece siempre unido a dos realidades básicas para el movimiento de Ia Reforma: Ia Fe y la Palabra. Además, el punto de partida es Ia atención dirigida a la cruz de Cristo. Es en Ia cruz de Cristo y en Ia cruz del fiel, en donde Dios se revela oculto bajo Ia debiiidad. Solo puedo ser reconocido si se revela al hombre, en el sentido existencial que el término Revelarse toma en Lutero. Es una revelación que consiste on unir al hombre a Cristo en una comunión íntima y personal, es une obra del Espíritu Santo. El instrumento con que Io realiza es Ia Palabra, Ia actitud del hombre es Ia fe, que es fruto del Espíritu Santo, por medio do Ia cual el hombre Ilega a conocer a Dios y es justificado. Lo principal en el Espíritu Santo es no tanto el ser dador de Virtudes como el de autor de Ia fe. La santidad cristiana es cuando el Espíritu Santo da a los hombres fe en Cristo y Io santifica. (WA 50,626,15)
Una de las obras principales del Espíritu Santo es que el hombre se pueda dar cuenta de su situación real y poder reaccionar contra ella. Allí donde está el Espíritu Santo, ahí el hombre confiesa su pecado. Y allí se produce aquello que Pablo Ilama espiritual” y que Lutero al seguir al Apóstol opone el Espíritu a Ia carne. No se trata de una parte superior del hombre que se opone a otra parte inferior o carnal, se trata de todo el hombre, del hombre en su totalidad, que es carne y que ama exclusivamente a él mismo. Pero este mismo hombre, también en su totalidad, es espiritual. Lo es en Ia medida en que el Espíritu de Dios esté en el y Io mueva a confessar su pecado y a luchar contra la carne, es decir contra su egoísmo que Io aisla de Ia comunión con Dios y con los otros hombres.
Para que el nombre pueda realizar buenas obras es necesario que primero tenga el Espiritu; al tenerlo, Ias obras emanarán espontaneamente. Y este Espíritu nos identificará con Cristo en el sufrimiento.
Siempre se habla de Ia liberdad del Espíritu Santo y ha sido un punto fuerte en la batalla de la Reforma. El Espíritu Santo goza de total libertad con respecto de Ia iglesia como institución. La palabra y los sacramentos actuán donde y cuando le place a Dios (ubi et quando visum est Deo – C. A. Art .V)
Lutero debió sentir en carne propia Io que significaba ia exageración de esa libertad del Espíritu con los Schwärmer (entusiastas), en donde Ia iluminación del Espíritu podía producirse, según algunos, independientemente de la Escritura. La reacción fue casi inmediata de parte del protestantismo oficial que vinculo el Espíritu Santo a sus instrumentos (C.A. Art.V, tamquam per instrumenta). Apelar en forma directa a Ia autoridad del Espíritu Santo sin justificarlo por Ia palabra escrita se ha vuelto sospechoso hasta el día de hoy. Lutero era más fuerte cuando decía: Por Io tanto tenemos el deber y Ia obligación de mantener que Dios no quiere entrar en relación con nosotros, los hombres, sino por su palabra externa y por los sacramentos. Todo Io que se dice del Espíritu independientemente de esta palabra y de los sacramentos es del diablo. (WA 50,245ss)
El Espíritu Santo actua la santificación por medio de Ia comunión de los santos, es decir, en su iglesia. El escritor R. Prenter dice en su libro Le Saint-Esprit et le renouveau de l'Eglise (Paris, 1948): considerar al Espíritu como el principio de Ia libertad religiosa del individuo, por oposición a Ia iglesia, es confundir el Espíritu de Dios, o bien con la actividad de Ia razón humana (y esto es racionalismo), o bien con la experiencia religiosa del individuo (y esto es pietismo).
IV — Algunas consideraciones para la predicación
1. La festividad de Pentecostés debe servir para aclarar que el Espíritu Santo es el Espíritu del Señor y no es una espécie de santo o espiritu independiente de Dios. Por el contrario el Espíritu Santo no es más que el Espíritu de Jesucristo, por Io cual cada Pentecostés es un acercamiento de Cristo a nosotros.
2. El Espíritu Santo nos dirige a Ia cruz de Cristo, mostrándonos a Jesús crucificado y su primera acción que realiza en nosotros es el que confesemos nuestro pecado y que reconozcamos nuestro estado de pecadores que hemos sido salvado por Dios (simul iustus et peccator).
3. El Espíritu Santo es el vinculo de amor de Dios, por medio de él nos unimos en amor con Dios. No queda ya lugar al terror. Y este Espíritu jamás se ha aparecido en forma personal a un hombre para darle poder sobre Ia gente y obligarles a aceptar su pensamiento y deseos, como el caso del Pastor Jim Jones de Guyana, quien invocaba Ia autoridad del Espíritu Santo para realizar su esquizofrenia. El Espíritu vive en en iglesia unido a Ia Palabra y los sacramentos, se identifica con el pueblo de Dios.
4. El poder conocer a Jesucristo y el sentido que él da a nuestra vida, es obra exclusiva del Espíritu Santo. El hombre puramente humano no puede saber de Dios, porque es otra dimensión. Es como Ia filosofía que no puede ni debe hablar de Dios porque Io haria impropriamente. Pero eso no quiere decir que el hombre que se dedica a Ia filosofía no crea en Dios. Pero esto como obra del Espíritu y no como consecuencia de Ias elocubraciones metafísicas.
5. La predicación es similar a los antiguos teatros en donde debian aparecer grandes aparatos en escena, p. ej. el cisne gigante en Lohengrin. El cisne era movido por tres o cuatro hombres que empujaban. Esos hombres no podian faltar porque si nó el cisne no se movía, pero convenía que no se vieran desde Ias butacas. Lo mismo sucede en Ia predicación. Hay tres elementos vitales que no pueden faltar aunque no se vean: Salvación por Ia gracia y por Ia fe; simul iustus et peccator: redención por Cristo en Ia cruz y resurrección. Estos elementos con Ia proclamación de Ia gracia deben estar permanentemente en toda predicación. Y debe serlo en forma especial en Pentecostés.
6. Una cosa que se debe dejar muy en claro es que Pablo no se refiere a eses hombres pneumáticos y dualistas cuando habla de los espirituales, sino a aquellos que iluminados por el Espíritu de Dios han podido captar su propria realidad de pecador y por ello se sienten unidos a los otros hombres en su posición y tratan de ser herramientas útiles a Dios en Ia proclamación de su Reino y útiles a todos los hombres que son el objeto de Ia acción de Dios.
7. El Espíritu Santo al iluminamos no Io hace con el fin de transformarnos en pequeños papas infalíbles que ejercemos dominio sobre nuestra comunidad, sino al contrario, para que sirvamos a nuestra comunidad, porque Ia única autoridad de Ia iglesia es Ia diaconia, el servicio (Mc. 10. 43-45).
V — Subsidios litúrgicos
1 Confesión de pecados: Señor, queremos comenzar nuestro culto hablándote con sinceridad. Tu nos conoces mejor que nosotros mismos, por eso has enviado a tu Santo Espíritu para iluminarnos en tu conocimiento y en el nuestro. Y gracias a él podemos comprender nuestras debilidades, nuestra incapacidad de amar y nuestro enorme egoísmo. No queremos otro Dios que nosotros mismos, no queremos otra voluntad que la nuestra, nada nos importa fuera de nosotros. Por nuestra propia razón que busca satisfacción no podemos comprenderte. Tu nos dice El que me ame cumpla mi mandamiento: Amense unos a otros en Ia misma forma en que yo los he amado. No somos capaces, Lo que si podemos hacer por nosotros mismos es envidiar, odiar y desesperar-nos. Sin embargo, Tu no nos deseas botado, nos muestra nuestra reaiidad pecadora y no nos abandona a Ia desesperación porque nos conduce a Cristo Jesús que nos salva desde su cruz y transforma a nuestro rival en hermano, a nuestro enemigo en camarada, a nosotros egoístas, en personas que se pueden conmover con Ia miseria de los demás. ¡Perdona nuestra falta de interés por nuestros hermanos! ¡Perdona nuestro permanente egoísmo y suficiência, enséñanos a seguir a Jesús, a tener Ia misma actitud que El tuvo para con los hombres. Te Io pedimos en el nombre de Jesús quien se hizo humilde y obediente hasta Ia muerte. Amén.
2. Oración de colecta: Señor Dios y Padre nuestro te pedimos que envies tu luz a nuestros entendimientos de modo que así podamos imitar amorosamente a tu Hijo Jesucristo en el servicio de los demás. Ilumina a tu iglesia mostrándole el camino de acción y enseñándole que ni el poder, ni la ciencia ni el derecho o Ia dignidad son los elementos que constituyen el discipulado, sino el servicio a los hermanos, que ser iglesia significa servir a los hombres en el seguimiento amoroso de Jesús, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en Ia unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
3. Oración final: ¡Oh Señor del Cielo y Ia Tierra y bondadoso padre de todos nosotros! Nuevamente queremos agradecerte por tu amor demostrado a nosotros en tu Hijo Jesucristo, nuestro querido hermano y buen compañero y por damos permanentemente tu Espíritu Santo que nos permite darle sentido a esta vida nuestra. Haz que este mismo Espíritu ilumine siempre a tu iglesia de modo que ella siempre haga tu voluntad y sea un testigo fiel de tu amor por Ia humanidad y de tu servicio incondicional al hombre. — Te pedimos también que tu Espíritu Santo ilumine y guie a nuestros governantes para que sean instrumentos de Ia paz de Ia reconciliación entre los hombres y que busquen Ia verdadera justicia respetando a todos los hombres a quienes creaste a tu imagen y semejanza. Que no se olviden que ellos también deberán algún dia rendir cuenta ante Ti de todo Io obrado aqui por medio de Ia autoridad que Tu les has permitido. — Dale consuelo, seca Ias lagrimas de tantos desamparados que hay en nuestras tierras; te pedimos especialmente por aquellos que se sienten olvidados de Ti, muéstrale tu gran amor paterno. Te pedimos por los que están encarcelados, por los enfermos, por los oprimidos, por los humillados. — Te pedimos por nosotros mismos. Creemos y confiamos en Ti, ayudanos en nuestras dudas y en nuestras tentaciones. Perdona nuestras faltas que no podemos evitar por ser de naturaleza pecadora y que nos pesan, perdona nuestra comodidad, nuestro egoísmo, nuestra falta de solidaridad con nuestro pueblo. Danos valor para pregonar tu evangelio y denunciar Ia injusticia de los prepotentes, no buscando otra cosa sino que venga tu Reinado. — Y a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo y verdadero Dios, sean toda gloria y honor, por los siglos de los siglos. Amén.