Prédica: Jeremias 8.4-7
Autor: Eugenio Araya
Data Litúrgica: Penúltimo Domingo do Ano Eclesiástico
Data da Pregação: 13/11/1983
Proclamar Libertação – Volume: VIII
I — Traducción
Afortunadamente en castellano tenemos un número suficiente de traducciones que son bastante buenas e interesantes, especialmente se hacen atractivas al notar Ias diferencias de interpretaciones que cada traductor da a los diversos casos, como por ejemplo en el v.4b. La clásica traducción de Casidoro de Ia Reyna el que se desvía ¿no vuelve al camino? es casi igual en Ia versión popular Dios habla hoy en donde leemos: cuando pierde el camino vuelve a él. Y poca diferencia notamos en Ia versión de Ia Bíblia de Jesusalén: y si uno se extravía ¿no cabe tornar?. En Nácar Colunga una traducción que causo conmoción hace más de 30 años traduce algo distinto: ¿Quien se vá no vuelve?. La Nueva Biblia Española de L. Alonso Schökel y Juan Mateos, coloca: ¿no vuelve el que se fue?, que nos parece más exacta dentro del juego de palabras en hebreo. Creemos que se puede usar cualquier traducción al castellano; recomendamos mayormente La Nueva Bíblia Española, y Ia que nos parece menos conveniente es Ia versión popular Dios habla hoy.
II — Informaciones exegéticas
V: 4-7. — Jeremías nuevamente se muestra como un profeta para Ias naciones y no solamente para un pueblo. No se dirije en este oráculo exclusivamente a Jerusalén. Este oráculo está entre los dirigidos al pueblo de Dios debido a Ia corrupción religiosa y ética y que abarca del 7,1-10,25. Se trata del pueblo que rehúsa a convertirse, que no quiere escuchar el Ilamado de Dios. Nadie se arrepiente de sus pecados, se afianzan en su rebelión, vuelven a sus estravíos. Y Jeremias nos Io remarca utilizando su verbo favorito que ricamente ha ya utilizado en el capítulo 3 y a comienzos del 4 y que continua repitiendo más adelante: conversión. Son 6 veces que repite Ia raiz o base SVB con diferentes significados o matices. En latín equivale a: averti, reverti, converti. Jerónimo en su Vulgata traduce: Et qui aversus et non revertetur?/Quare ergo aversus est populus iste' in lerusalem/Aversione contentiosa?/Apprehenderunt mendacium,/ Et noluerunt reverti.(4b-5) y en el v.6b dice: Omnes conversi sunt ad cursum suum. Por su parte Martin Buber en su famosa traducción del Antiguo Testamento al alemán escribe: kehrt sich einer ab und kehrt sich nicht mehr um?/weshalb bleibt sie abgekehrt,/dieses Volk, Jerusalém ,/in dauernder Abkehr,/halten sie an der Trügerei fest,/weigern umzukehren? En castellano al igual que en latín se pueden usar Ias palabras alejarse y volverse, apostatar y convertirse. Y este tema del retorno, de Ia vuelta del pueblo en bandada a Dios se compara con Ias aves migratórias que todas juntas vuelven al tiempo preciso.
V.5. — Se habla aqui del abandono temerário del Señor. El puenlo le ha dado Ia espalda a su Dios, ha apostatado SBB – MSB — mientras Dios los Ilama a volver. Dios busca Ia sinceridad/lealtad, el pueblo, en cambio, es falso y comete perjúrio.
V.6. — Vuelven a sus extravíos y esto sucede porque hay falta de una conversión interna, de tal modo que sus palabras, sus oraciones y sus promesas resultan falsas y van como caballo que se lanza a Ia batalla. Job nos habla de esa acción (39,21 ss) Piafa escarbando, gozoso de su fuerza, y se lanza al encuentro de Ias armas; no se asusta, se ríe del miedo, no se vuelve ante Ia espada, sobre él vibra Ia aljaba, Ia Ilama de Ia lanza y de Ia jabalina; con ímpetu y estruendo devora Ia distancia y no se para aunque suene el clarín; al de trompeta responde con relincho. En pocas palabras nos habla de un caballo desbocado, sin freno. Así actua Ia gente.
V.7. — La cigüeña, Ia tórtola, Ia golondrina, Ia grulla son aves migratórias que regresan con Ia estación y esto debería acontecer con el pueblo que regrese a Dios. Hay una posibilidad de que Ia cigüeña haya sido escogida por su nombre hebreo hasida, que en esa lengua suena similar a fiel/leal, comparandola así con el pueblo infiel/desleal.
III — Meditación
Se ha dicho que Jeremias es el profeta que aparece como Ia antítesis de Moisés: después de luchar sin éxito en Palestina contra Ia deslealtad de los hombres que Ilevan al pueblo a Ia idolatria, es llevado por Ia fuerza a Egipto, cuando todo ha sucumbido, debiendo deshacer
el camino de Ia libertad, del Éxodo, y exiliarse en Egipto, en donde no se invoca el nombre del Señor.
Curiosamente Jeremías es poco citado en el Nuevo Testamento. Quizás se deba a su poco interés en el tema mesiánico. Nunca es citado en Juan ni en Hechos. Marcos y Lucas Io citan una vez y 3 veces Io hace Mateo. Pablo le da poca importância, dos veces repite su frase: el que se glorie, que se gloríe en el Señor. Solamente se le cita algo más en Ia carta a los Hebreos.
Sin embargo, Jeremías, leído a Ia distancia, pareciera ser un profeta para América Latina. De tal forma que cuando leemos alguna ayuda homilética sobre este texto, escrita en Alemania o en cualquier otra parte del Hemisferio Norte, encontramos que nos ayuda cientificamente, que su exégesis es correcta y también Io son sus datos, pero que carece de algo que es necesario añadir en nuestra América Latina, donde Jeremías suena mucho más fuerte, vivencialmente hablando.
Jeremías parece ser un hombre de hoy en nuestro continente.
Me atravesaron los dolores
de mi pueblo, se me enredaron
como alambrados en el alma:
me crisparon el corazón:
salí a gritar por los caminos,
salí a llorar envuelto en humo,
toque Ias puertas y me hirieron
como cuchillos espinosos,
llamé a los rostros impasibles
que antes adoré como estrellas
y me mostraron su vacío.
Este es un trozo del Canto General de Pablo Neruda, escrito en los fines de los años 40, algo más de treinta años ¿No parece un trozo de Jeremías? ¿No parece que Jeremías es el profeta exiliado de América Latina por circunstancias muy contingentes actuales? ¿No nos parece Jeremías muy nuestro, de nuestros días?.
Y volviendo al texto que tenemos Jeremías parece que Io escribe movido por los arreglos posteriores que hicieron algunos escribas a los libros sagrados a Ia reforma de Josías, suponiendo que en Ia casa de los sacerdotes de Anatot se habría preservado en una tradición oral una colección de palabras de Moisés. Y los versículos que siguen inmediatamente a nuestro texto especialmente el v.8 nos Ileva a enfocar Ia responsabilidad del pueblo en su apostasia. Son sus malos dirigentes políticos y religiosos que han conducido al pueblo a darle Ia espalda a Dios.- Los dirigentes políticos y los falsos profetas coludidos los han pastoreado hacia Ia idolatria. Y no se debe a que los falsos profetas hayan sido ímpios, sino que han adorado al Dios del éxito. Ellos — al Igual que los dirigentes — necesitan permanentemente del éxito y consiguen sus triunfos mediante Ias falsas promesas dadas al pueblo. Ellos mismos se engañan, es Io que Jeremías ha Ilamado el engaño de su propio corazón. En cambio, el profeta de verdad, como Jeremías conoce completamente a ese ídolo pequeño que acompaña al hombre de éxito. Y sabe que esos éxitos Ilevan irremediablemente al fracaso. Cuando el verdadero profeta le habla a su pueblo generalmente no tiene éxito, porque encarna todo Io contrario al éxito triunfalista.
El falso profeta se alimenta de fantasías y de sueños y actúa como si ellos fueran reales, como si ellos constituyeran Ia realidad. El profeta verdadero vive a través de Ia palabra real que oye, y tiene que soportar que a esa palabra la traten como si fuera verdad para algunos círculos, pero no para todo el pueblo. El profeta verdadero ante el profeta falso Ileva todas Ias de perder. Jeremías odiaba su misión profética, pero Ia cumplía estrictamente.
Para él que estaba Ileno de amor le resultaba terrible el ser un profeta de castigo y de ira. El resultado fue que Yo era el hazmerreir todo el dia, todos se burlaban de mi (20,7). Fue odiado, ridiculizado y finalmente es Ilevado al arrastre lejos de su pátria, a Egipto, Ia tierra de servidumbre. Y el pueblo no se vuelve a su Señor.
IV — Algunas consideraciones para Ia predicación
En Ias Eisenacher Perikopen, Ia lectura de Jeremias 8,4-9 era Ia lectura del Antiguo Testamento para el domingo Estomihi, más tarde, reducido a los versículos 4-7 era el texto del Dia de Oración y Arrepentimiento (Buss-und Bettag) ahora Io tenemos para el penúltimo domingo del año eclesiástico. En ese domingo el evangelio que corresponde es Mateo 25,31-46, el Juicio de Ias naciones.
El año eclesiástico está por terminar y dentro de poco más de un mes termina el año civil. La vida cristiana es siempre un terminar y volver a comenzar. Es conveniente siempre parar un poco el caminar y mirar Io que se ha andado y ver Io que se tiene aún que caminar. ¿Cómo vamos? ¿Nos hemos dejado (levar por los líderes mesiánicos políticos y religiosos que en su triunfalismo convierten nuestra fé en una falsa ideología del éxito? ¿No somos quizás como caballos desbocados que corremos sin saber adonde y estamos empujando a Ia gente que Ilevamos en una forma totalmente irresponsable?
E posíble, y seria conveniente que nuestras iglesias en América Latina hagan en este día, especialmente, su examen de conciencia, su confesión de culpa. Seria bueno si nos preguntáramos sinceramente si nuestra predicación y nuestra actuación ha sido Ia de un profeta verdadero, que no ha podido ofrecerle el éxito, si proclamar Ia gracia — pero Ia proclamación de Ia gracia no tiene de manera alguna que significar éxito — y estamos dispuestos a enfrentar Ia derrota y el fracaso. O quizás, como los falsos profetas, nos hemos sentido arrastrado por Ias voces de sirenas que nos hablan de triunfo. Triunfo que va desde el Ilenar Ia iglesia con personas que quieren olvidarse del mundo, que se les predique cosas bonitas, agradables — y Ias hay bastante en nuestra doctrina, en vez de anunciar el Evangelio y denunciar Ia injusticia que día a día, momento a momento Ia vemos en nuestra sociedad. Y preguntarnos si realmente queremos eso, porque es desagradable y es difícil y nos cuesta. Pero, ¿nuestra América Latina, Ia América Bárbara no está viviendo como ese pueblo desleal/infiel como Io describe Jeremías debido a sus malos dirigentes, que han cambiado el sentido de Ia vida, en donde el hombre no es el hermano en Ia creación sino el rival en Ia economía que hay que vencer, y posiblemente que hay que delatar a Ias autoridades por tener posiciones ideológicas que no estan de acuerdo con el gobierno actual? En nuestras iglesias se habla de campaña contra el alcoholismo, Ia prostitución, Ias drogas, etc. Hasta ahí se puede predicar sin levantar escozor, pwro no tocamos Ias causas que permiten que esto suceda: Ia organización económica que provoca Ia cesantía y que Ileva a Ia prostitución y al al-coholismo, el sistema de opresión que destruye y transforma a gran parte del pueblo en casos dignos de ser tratados por psicoterapeutas, Ia estructura de poder que impide al hombre vivir como tal. Dijimos que hay en nuestra doctrina bastante cosas agradables. Pero no debemos olvidar que hay otras que son básicas como Ia Doctrina de los Dos Reinos que si se interpreta dinamicamente no nos Ileva a un dualismo asteriesclerotizado sino a una acción cristiana en defensa del hermano, Io básico del evangelio.
Jeremías nos muestra que una iglesia que no es profética, sino de éxito, es como ese pueblo que da espalda al Señor. Si somos cristianos y Jesús es Ia opción de Dios a los hombres para librarlos de toda opresión no nos queda sino seguirlo en sus pasos. Pues anda, haz tu Io mismo., nos dice el Señor.
V — Subsidios litúrgicos
1. Confesión de pecados: Dios y Padre nuestro, confesamos a ti nuestros pecados, nuestras flaquezas, nuestras rebeliones y nuestras innumerables faltas suplicándote en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que nos concedas el perdón. Tu que penetras en los corazones, que conoces los deseos más íntimos: purifica los pensamientos de nuestros corazones por Ia inspiracion de tu Espiritu Santo para que te amemos como mereces y dignamente glorifiquemos tu santo nombre. Si décimos que no tenemos pecado, somos falsos y nos engañamos a nosotros mismos, pero si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de todo mal.
(momento para reflexionar y hacer autoexamen)
Bondadoso Dios: Confesamos que estamos esclavizados al pecado y que por nuestro propio esfuerzo nada podemos hacer. Hemos pecado contra ti en pensamiento, palabra y obras. No te hemos amado de corazón y no hemos sido capaces de amar a nuestro prójimo. Por amor a tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros.
2. La colecta: Señor, enseñanos a no amamos tanto a nosotros mismos, a no amar solamente a nuestros amigos, a no amar solamente a aquellos que nos aman. Enseñanos a pensar en los otros, y amar, sobre todos, a aquellos a quíenes nadie ama, a los que sufren opresión y ódio, a los que están preso por amor a Ia justicia o deben sufrir el destierro en lugares lejanos. Enseñanos a no buscar el éxito como fin y sentido de nuestras vidas, muestranos a Jesús en su cruz y en su fracaso humano como ideal real de nuestras vidas. Danos valor, ayúdanos a no ser cobarde y poder predicar tu evangelio de amor y justicia. Amén.
3. En Ia oración general: Te pedimos que defiendas y gobiernes a tu iglesia. Preservala en tu Palabra salvadora. Dale Ia fuerza para que pueda ser Ia voz de los sín voz y pueda mostrar el camino que Cristo nos señala. Que tenga valentia para que no calle frente a Ia injusticia y que movida por Ia fe vea a Cristo en cada hombre que es pisoteado en su dignidad, en cada preso que ha defendido a su hermano, en cada ser humillado que Ilenan nuestras ciudades. Que sepa dar palabras de consuelo a los que sufren, esperanza a los que desesperan, que sepa hacer volver al pueblo descarriado al único y verdadero Dios. Que no busquemos tanto los milagres pasajeros y engañosos de los profetas del éxito como esperar que se cumpla en nosotros el Milagro de tu amor.
VI — Bibliografia
– BUBER, M. El humanismo hebreo y nuestro tiempo. Buenos Aires, 1978.
– ______. The prophetic faith. New York, 1960.
– Bücher der Kündigung. Köln, 1966.
– HESCHEL, A.J. Los profetas, el hombre y su vocación. Buenos Aires, 1973.
– RAD, G. von. Teologia del Antiguo Testamento. Tomo II. Salamanca, 1972.
– SCHÖKEL, LA./DÍAS, J.LS. Profetas. Tomo l. Madrid, 1980.